-¡¿Senpai?!-
- ¡Pervertidos!-
- ¡Amane, Amane!-
Nos separamos inmediatamente tras escuchar a nuestros amigos gritar.
-¡¿Chicos?! ¡E-e-esto no es lo que parece!-
-Pfff... Seguro, Daikon-senpai-
Y un viento frío pasó por mi lado, seguido de un pequeño golpe tras de mí. Al girarme, encontré a Tsukasa abrazando a Hanako con todas sus fuerzas sobre el suelo de la azotea. El menor sonreía contento, aferrándose al mayor con unas pequeñas lágrimas de felicidad en sus ojos.
-Tsu-tsu-tsukasa... ¡Bájate! Me haces daño- Reclamó Hanako.
-¡No!- Contestó agitando la cabeza con velocidad hacia los lados. Él seguía sonriendo infantilmente, como si fuese un niño pequeño al que le regalaron un juguete nuevo. – No quiero que me dejes solo de nuevo. No otra vez...- Murmuraba.
-¿Tsukasa?-
El nombrado se separó un poco de Hanako e infló los mofletes. – No te vayas otra vez, llevo solo como 40 años Amane- Se quejó.
-Lo siento, Tsukasa... Por todo... Debí haber sido un mejor hermano-
Él sonrió aún más, si eso era posible, mostrando sus afilados colmillos. - ¡No me importa! Solo prométeme que no me dejarás solo- Pidió mientras se acurrucaba en el pecho de Hanako como si fuese un gato buscando cariño.
-Lo prometo- Acariciaba la espalda de Tsukasa mi amigo con una sonrisa calmada. Parecía como si hubiesen hecho las paces después de mucho tiempo.
Todos nos miramos entre nosotros, complacientes. -¿Cómo salimos de aquí?- Pregunté tras el silencio que se había formado.
Y todas las sonrisas se borraron en ese instante.
-¿Tsukasa-kun?- Llamé.
Él se mantuvo en silencio. – Amane, ¿Cómo regresamos?-
-¡Agh! Sabía que no eras de confianza- Gritó Kou.
-¿Desde cuándo está ahí?- Preguntó Hanako confuso.
-¿Acaso no te percataste de mi presencia?- Se indignó él.
-Tú no, eso- Señaló Hanako.
Todos nos giramos a mirar a donde él apuntaba. En el suelo, había aparecido un folio blanco con algunas palabras escritas en negro a mano. Era una caligrafía bonita y redonda, muy elegante a la vez.
-¿Quieren de aquí salir?-
- Si así es deben dormir-
-Los pecadores deben pagar-
-Y con el tiempo perdonados serán-
-¿Pecadores? Soy el único que merece ser castigado aquí- Hanako bajó la mirada y, su voz, denotaba su arrepentimiento.
-Yugi Amane, tu castigo no ha terminado-
-Yugi Tsukasa, tu deber has abandonado-
-Ambos seréis sentenciados-
-Y con el tiempo liberados-
-¡No entiendo nada de esto, maldición!- Se frustraba Kou.
-Significa que tendrán que estar aquí un poco más, bah. Pero nosotros nos podemos ir- Respondió de mala gana Mitsuba.
-Nos... Volveremos a ver, ¿Verdad, Hanako-kun?- Agarré la manga de su chaqueta y tiré un poco para llamar su atención.
Él me dedicó una sonrisa abierta y acarició mi mejilla con cuidado. – ¡Claro! Algún día regresaré por ti-
-¡Te esperaré! ¡Iré a buscarte al baño todos los días!- Prometí cerrando los ojos. Reteniendo las lágrimas que se acumulaban por la despedida.
-Gracias... Nos vemos luego, Yashiro-
Él tocó mi frente con dos de sus dedos al tiempo que Tsukasa hacía lo mismo con mis compañeros. Y de repente, un gran cansancio me invadió. Levanté un poco la vista para ver la sonrisa sincera de Hanako, quien murmuraba algo. Y después, caí dormida en sus brazos.
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Sacrifice
Fanfiction"Hanako-kun... Si yo fuese a morir... ¿Vendrías a salvarme?" . . . . - Ninguno de los personajes que aparecen es mío, todos le pertenecen a Aida Iro. - Contiene spoilers del manga. - Esta historia está basada en mis teorías sobre el manga. Se ambie...