El día que todo comenzó (3)

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-... Bien, ¡Ahora vuelvo!- Terminé antes de salir corriendo.

Salí del baño y regresé al edificio más nuevo. Y una vez allí, al club de fotografía, donde solía estar Mitsuba mirando las imágenes que los nuevos miembros tomaban. Y tal como esperaba, allí se encontraba él, refunfuñando por alguna razón mientras parecía estar buscando algo bajo una de las muchas mesas que había en esa gran habitación de color canela claro.

Decidí agacharme también, por el otro lado de la mesa.

-¿Por casualidad buscas esto?- Pregunté alegre.

-¡Iik!-

Mitsuba, asustado, se levantó con energía, golpeándose la cabeza con la mesa y volviendo a caer. Yo salí de debajo de la mesa y me acerqué a él por su lado.

-¿Estás bien?- Me preocupé regresando a estar de cuclillas junto a él.

-¡Maldito pendiente de seguridad vial, no me asustes así!- Se quejó él acariciándose la zona golpeada.

-Lo siento, lo siento. Pero mira- Le entregué la cámara plateada. Él se quedó mirándola, sorprendido.

-Pensé que el séptimo se la llevó cuando trató de molestarnos-

-¿Molestaros?- Curiosee

-Nos jugó bromas a todos los misterios. Chks, ahora se quedará encerrado en mi límite un rato más- Se molestó al recordar.

Todo parecía normal. Hanako jugándole bromas a los demás. Aunque tras pensarlo retenidamente, me di cuenta de que algo no encajaba.

-Espera, ¿dices que Hanako está en tu límite?-

-Así es- Afirmó moviendo levemente la cabeza.

-Pero la cámara me la dio él-

En ese momento me percaté del engaño.

-¡Mitsuba! ¡Trae a Hanako aquí ahora mismo!- Ordené nervioso y preocupado.

-¡¿Qué ocurre?! Tan de repente-

-¡Solo hazlo!-

Salí del cuarto tan rápido como pude y regrese a los baños. En la puerta, preparé el arma familiar que me entregaron, aún si estaba sellada, y entré en el aseo.

-¡Mantén tus manos lejos de ella, falso Hanako!-

La habitación, solitaria, solo era iluminada por unos tenues rayos carmesí del sol crepuscular. Sin embargo, ese ambiente me inquietaba. Me dirigí entonces a la azotea, que desafortunadamente, también estaba vacía. Pero sí que tuve suerte cuando se me ocurrió asomarme. Desde arriba, pude ver al falso Hanako entrando en la torre con Senpai.

Enfadado, corrí escaleras abajo. Y cuando estaba a punto de llegar a la entrada, choqué con alguien que cayó al suelo por mi empuje.

-Lo siento...- Al mirar al suelo, vi a Hanako acariciando su frente, lugar que yo acababa de golpear. - ¡Hanako!-

-Niño...-

-¡Ven, corre! ¡Ya sé dónde está Senpai!- Tomándole de la muñeca, tiré para hacerle correr, sin darle tiempo a responder.

-¡Esperadme!- Le escuché decir a Mitsuba, que salía corriendo tras nosotros.

Salimos del centro con velocidad y nos aproximamos a la torre. Desde abajo, pudimos ver al falso Hanako asomado a la ventana. Él también nos vio, y nos dedicó una sonrisa triunfante y maliciosa. Una sonrisa interrumpida por la aparición de Senpai, que provocó que él se marchase.

-¡¡YASHIRO!!- Gritó Hanako alertándola del peligro.

Sin embargo, de nada sirvió. Segundos después, la vimos caer frente a nuestros ojos, mientras nosotros conocíamos la desesperación.

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