Un festival Tanabata. Bajo una noche estrellada, la gente caminaba alegremente. Los puestos comenzaban a recoger para cerrar y las personas empezaban a marcharse de allí. Entre la multitud, un pequeño niño de ocho años colgaba unas etiquetas en una gran rama del árbol de bambú. Él poseía un cabello corto marrón oscuro, casi negro, y unos redondos ojos de color ámbar. Vestía un kimono azul cielo nocturno con estampado de nubes y unas sandalias negras. Y con una gran sonrisa, miró una última vez su deseo antes de salir corriendo hacia un puesto de katanuki.
Se detuvo frente al encargado del taller, quien lo miró curiosamente.
-Lo siento chico, ya hemos cerrado- Miró lastimosamente a los alegres ojos que le observaban mientras pretendía retirarse.
-Eh... Señor, buscaba a mi hermano pequeño- Mencionó atrapando la manga del kimono del mayor. – Seguramente estuvo aquí, ¿Sabe a dónde fue?-
El hombre lo observó curioso hasta que estalló en carcajada, asustando un poco al niño. – ¡Ya veo! Con que tú eres el hermano mayor... Vaya, realmente sois parecidos- Él se agachó para estar a su altura y le revolvió levemente el pelo. – Se fue en dirección al puesto de manzanas dulces-
-Pero ya estuve allí...- El pequeño se alejó un poco y agachó la cabeza. – Muchas gracias-
Pronto salió corriendo mientras el hombre se despedía con un "Ten cuidado".
El niño estuvo corriendo durante un rato entre todos los puestos cerrados sin encontrar a aquel que buscaba. Hasta que quedó completamente solo bajo la oscuridad de la noche.
El niño, asustado fue deteniendo lentamente su caminar hasta quedar parado, perdido y al borde de las lágrimas.
-T-tsukasa...- Llamó con una temblorosa voz.
Sin embargo, nadie respondió. El ruido de ramas rotas se dejó escuchar, solo asustando más al pobre.
-Ts... ¡Tsukasa!- Repitió su llamada.
-...neee!-
Se mantuvo quieto, más asustado de la respuesta que recibió que aliviado. Pasos se acercaban a él corriendo. Cada vez más y más cerca. Y algo pesado cayó sobre su espalda.
-¡Amaneee!-
-¡¿Tsukasa?! ¿Dónde estabas?-
-Se suponía que tenías que esconderte- Se quejaba haciendo pucheros.
-¿Por qué lo haría? Te estaba buscando-
-¿Pero no estábamos jugando a las escondidas? Te alejaste de mí para esconderte, ¿No?-
-Si fuiste tú quien me dejó solo...- Suspiró rendido el niño llamado Amane. – Volvamos a casa. Papá y mamá deben estar esperándonos-
Frente a los ojos del pequeño que cargaba a su espalda al otro niño, apareció colgando un pequeño llavero en forma de cohete, sostenido por las manos de aquel llamado Tsukasa.
-¡Mira, mira! Lo compré para ti. ¿Te gusta? ¿Te gusta?-
Amane lo tomó con una de sus manos, mientras con la otra bajaba a su gemelo de su espalda. Se mantuvo observándolo fijamente durante unos segundos, sin responder, con una mirada de asombro.
-Te gusta... ¿Verdad?- Preguntó preocupado el otro niño.
El de cabellos castaños se giró a ver al de cabellos más oscuros con una gran sonrisa. – ¡Me encanta!-
Su sonrisa se le contagió a Tsukasa, que alegre volvió a abrazar a su hermano.
Ellos dos, juntos, se alejaron entre sonrisas y felicidad al lugar que llamaban hogar mientras el mundo se desvanecía.
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Sacrifice
Fanfiction"Hanako-kun... Si yo fuese a morir... ¿Vendrías a salvarme?" . . . . - Ninguno de los personajes que aparecen es mío, todos le pertenecen a Aida Iro. - Contiene spoilers del manga. - Esta historia está basada en mis teorías sobre el manga. Se ambie...