Salvarla

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-No os lo pido como profesor ni como espectro. Esto es un problema que nos afecta a todos. ¿Podréis hacerlo?-

Tsuchigomori nos observaba seriamente, sentado desde su escritorio en la sala de profesores. Quizás se podía percibir en su mirada algo de remordimiento.

-Solo por esta vez- Respondió Teru a su pedido sin soltar su espada.

-Cuento con vosotros- Terminó nuestra conversación mientras regresaba con el papeleo que tenía sobre la mesa.

Salimos de la habitación. Yo estaba confuso, pero Teru lucía serio, pareciendo ver el encargo de detener a Hanako como algo que debió hacer hace mucho tiempo. Algo que no realizó porque yo se lo impedí.

Ya empezaba a oscurecer. Caminamos entre el silencio de los pasillos sin mediar palabra hasta el baño de chicas, territorio del séptimo misterio.

-Ahora solo tenemos que llamar para entrar en su límite, ¿Eh?- Comentó con un semblante serio.

-Teru-nii, ¿Realmente vas a exorcizarlo?- Pregunté aun conociendo la respuesta.

Pero no contestó. Él tocó a la puerta y llamó al nombre de "Hanako-san", como se debía hacer. Entonces, agua comenzó a inundar el sitio.

Nervioso, saqué mi arma e intenté resistirme sin lograr resultado. Caímos cada vez más y más profundo, sin poder respirar. Cerré los ojos con fuerza, aterrorizado. Me estaba ahogando.

-No pasa nada, Kou. Abre los ojos- Le escuché decir a mi hermano.

Hice lo que me dijo. Así, me di cuenta que el nivel del agua había bajado. Solo nos llegaba hasta los tobillos. Pero ese no era el único cambio. La escuela se veía mucho más siniestra. Un límite.

-¡¡KYAA!!-

Un grito interrumpió mis pensamientos. ¿Quién sería? Eso no importaba. Fuera quien fuera estaba en peligro. No me demoré y salí corriendo junto a mi hermano para ayudar a esa persona.

Pero acabé chocando contra alguien.

-Kou-kun... Minamoto-senpai...- Susurró su temblorosa y débil voz.

A mis brazos, senpai se aferraba con todas sus fuerzas. La tomé gentilmente por los hombros y le dediqué una sonrisa, intentando calmarla. Pero al poco, apareció Hanako de uno de los pasillos. Portando su cuchillo y una mirada asesina oculta con una falsa sonrisa, se acercó a nosotros.

-¿Vinisteis a pedir un deseo? Ehe... Supongo que no-

Hanako. Ese fantasma travieso, infantil, que siempre intentaba protegernos y ayudarnos, trataba de matarnos.

-Kou-kun... Ayúdamé- Rogó ella aterrorizada y con los ojos cristalizados, a punto de soltar las lágrimas que tanto se esforzaba por contener.

Una débil brisa me sacó de mis pensamientos. Teru se lanzó frente a Hanako, y con su espada paró el ataque que el espíritu nos dirigió sin que yo me diese cuenta.

-Kou, saca de aquí a Yashiro-san- Ordenó frenando al espectro.

-Pero...-

-¡Vamos!-

La miré. Ella estaba aterrada, abrazada a mi torso en busca de protección.

-Vámonos, senpai-

Ofrecí mi mano y cuando la tomó, salimos corriendo.

-Gracias, niño- Creí escucharle a Hanako susurrar.






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   Buenas, sé que no acostumbro a hacer esto, pero quería agradecer a todos/as por leer mi historia. Empecé a escribirla como forma de distracción, pero al final parece que os está gustando, ya que la estáis votando y comentando. Realmente me hace muy feliz leeros. Decir también que lo siento si no contesto, soy algo tímida...

   Pero bueno, muchas gracias de corazón por seguir aquí y espero veros en la siguiente parte.

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