Sacrifice

Libro y sacrificio (2)

Continué leyendo sin poder apartar la vista mientras comenzaba a sollozar por todos los recuerdos de nuestro tiempo juntos. Sin embargo, la última página del libro antes del marcador rojo que anunciaba el futuro, la que hablaba del presente, me alertó completamente.

D/M/20XX

Detuve la batalla entre Kou-kun y Hanako-kun en el patio frente a la entrada.

Alterada y sin pensarlo mucho, le lancé el libro a Tsuchigomori, deseando que nada les hubiera ocurrido todavía. Me sentía tan responsable como culpable. Incriminé a Hanako por problemas del pasado, abrí las heridas que su frágil corazón soportaba y jamás le ayude. Nunca.

Salí del edificio, desde donde pude verlos a la distancia. Tal y como el libro decía, ellos estaban luchando. Pero un dato que no venía era el hecho de que Minamoto también estaba allí.

-¡¡PARAD!!- Grité al borde de las lágrimas por ver a mis dos mejores amigos luchar con tanto odio.

Rápido, Kou me miró asombrado. Él se quedó embobado, pero Hanako no se detuvo. Y estuvo a punto de atravesar a Kou con su cuchillo, de no haber hecho eso Minamoto con él antes. Bajo nuestra atenta mirada, Minamoto apuñaló el corazón de Hanako y lo electrocutó con rayos que aparecían desde la hoja de su espada, arrancándole un fuerte grito de dolor mientras caía al suelo.

Nosotros dos, Kou y yo, solo pudimos observar el exorcismo, bloqueados. Quise ayudar a Hanako, pero no podía moverme. ¿Qué me tenía tan acobardada en ese momento? Hanako no podría salvarse a ese ritmo. ¿Le perdería de nuevo?

-...H... ¡¡H-HANAKO-KUN!!-

Él, entre el sufrimiento y la desesperación, abrió un poco los ojos para mirarme. Su mirada rogaba por ayuda. Lo sé.

Justo en ese momento, Minamoto detuvo los rayos y extrajo la espada de su pecho, volviéndola a guardar en su funda. Hanako se desplomó sin fuerza ni aire. Jadeando y con un gran esfuerzo, trató de levantarse para volver a caer y quedar sentado de rodillas.

Pensaba que no pasaba nada. Sin embargo en eso me equivoqué también. La mano de Hanako desaparecía poco a poco, volviéndose en pequeños destellos que se desvanecían en el viento.

-¡H-Hanako-kun!- Llamé aproximándome a él.

Él me miró confuso. Ladeó un poco la cabeza y sonrió tristemente.

-Gracias por no olvidarme-

Él se desvaneció en el aire. Yo caí rendida, intentando volver a abrazarlo.

-¿Qué fue eso? Ni siquiera dijiste adiós antes de irte-

Lágrimas cayeron desde mis ojos. ¿Era eso una despedida? Seguro que no. Hanako debía estar gastándome una broma, como siempre.

Debía ser una de sus bromas...

Eso era una broma...

Eso era...

¿La realidad?