Capítulo 15: Vegeta

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Vegeta vio como Bulma salía de la pista de baile en una rápida caminata. Era obvio para él que ella realmente quería correr, pero estaba tratando de no llamar la atención, y fallando miserablemente. Se alejó de Margarita, la mujer que lo había invitado a bailar.

—Lo siento, Margarita, pero tengo que irme. —Vegeta se dio la vuelta antes de que ella pudiera decir nada a cambio.

Fue cortado de ir en pos de Bulma cuando Pan y Milk se pusieron delante de él, con las manos en sus caderas y los ojos entrecerrados.

Ellas no estaban contentas con él.

—Tengo que hablar con ella —les dijo, sabiendo que ellas habían visto toda la escena en la pista de baile.

—¿Por qué? —le desafío Pan, e hizo al lobo en Vegeta tensarse—. ¿Para que puedas decirle cómo no deseas seguir estos sentimientos entre ustedes? ¿Para que puedas coquetear con ella solo para decirle que no estás interesado? ¿¡Para que puedas decirle que no mire a otra parte aun cuando tú no la quieres!? —Pan estaba echando humo para el final de su discurso.

—¡SÍ LA QUIERO! —gruñó Vegeta.

Todo el mundo alrededor de ellos se quedó en silencio y Vegeta se percató que sus colmillos habían bajado. Él respiró hondo varias veces y se recompuso.

Goku se acercó y miró a Vegeta y luego a las chicas.

—Creo que deberíamos salir. —Hizo un gesto hacia la puerta y todos ellos salieron en fila.

Una vez en el camino de entrada, Vegeta se volvió hacia Pan.

—Me disculpo por elevar mi voz en ti, yo solo... —Vegeta no quería desnudar su alma con Pan, o Milk, o Goku. Él quería a Bulma. Quería decirle a ella que casi desgarró su corazón cuando lo miró como si él la hubiera traicionado cuando tomó a Margarita en sus brazos. Quería decirle que su piel picaba en contacto con otro y que tomó todo en él no empujar lejos a Margarita. Quería hacerle entender que se estaba volviendo loco viéndola tocar a otros machos. Pero no había señales de apareamiento. Los Alfas los considerarían desacoplados, y eso hacía para los dos el juego justo.

La mayoría de los Alfas no permitían que miembros de la manada confraternizaran con alguien con quien no estaban emparejados. Ellos no le veían sentido. Por lo que su argumento sería que si él y Bulma se perseguían entre sí, sin signos de que fueran verdaderos compañeros, entonces podrían estar restringiendo al otro de encontrar a su verdadero compañero.

Vegeta no había estado en El Encuentro ni por doce horas y ya sabía que no sería capaz de hacer esto.

—Vegeta, tal vez solo deberías darle un poco de tiempo —le decía Milk, sacándolo de sus pensamientos. Pero sabía que si dejaba a Bulma pensar en esto toda la noche no iba a calmarse. No, tenía que hablar con ella.

Ahora.

—Lo siento, Milk, pero tengo que discrepar. Ella tiene que escuchar lo que tengo que decir.

Vegeta caminó alrededor de una desconcertada Milk, y más allá de Goku y Pan. Subió las escaleras de dos en dos, moviéndose en silencio hacia la habitación de Bulma.

Él no sabía realmente lo que iba a decirle. Lo único que sabía era que de alguna manera tenía que suavizar esto. Llegó a su puerta y no se molestó en llamar, se imaginó que estaba acostumbrada a estas alturas y le encantaba ver la chispa en sus ojos cuando ella se molestaba con él al respecto.

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