Bulma Brief y Vegeta

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Esta es una conversación entre Bulma y Vegeta que los lectores no llegaron a ver. Esto sucede en Solo Una Gota. Bulma y Vegeta acaban de salir del incidente durante el entrenamiento de defensa personal. Están sentados en el sofá después de que todos los demás se habían marchado. Están hablando en voz baja antes de caer dormidos.

—¿Estás realmente bien? —le preguntó Bulma tentativamente.

Vegeta rió.

—¿Estuve tan mal?

Bulma volvió la cabeza en su regazo para así poder mirarlo. Los ojos azules de Vegeta todavía brillaban.

—Mal es decir poco mi peludo amigo. Estabas listo para derribar una manada entera.

—Él no debería haber puesto sus manos en ti, Bulma. Sé que no entiendes, pero para un macho Canis Lupis ver a su compañera ser tocada por otro macho es irritante. El ver a alguien hacerlo a ti de una manera tan íntima e hiriente al mismo tiempo —Vegeta comenzaba a gruñir otra vez—, por todos los derechos si hubiera signos de apareamiento entre nosotros podría matarlo por su imprudencia.

Bulma estiró la mano y suavemente le acarició la cara tratando de suavizar las líneas de expresión.

—No más fruncidos de ceño o gruñidos. Estoy aquí, estoy a salvo, soy tuya.

—Mía —acordó Vegeta mientras pasaba su mano de arriba abajo por su muslo y cadera.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —Bulma arqueó una ceja.

—Solo si puedo preguntar algo de vuelta —le guiñó un ojo.

—¿Qué es lo que pensaste de mí la primera vez que te diste cuenta de que había algo allí entre nosotros?

Vegeta cerró los ojos y Bulma decidió que debía estar recordando ese día. Ella esperó, observando su hermoso rostro.

—Estabas recostada sin vida sobre la hierba. No te movías —la voz de Vegeta era suave, y sonaba doloroso para él hablar—. Recuerdo correr hacia ti. Tú eras todo lo que podía ver. Tu piel estaba tan quemada. Tenía miedo de tocarte, miedo de hacerte más daño. Cuando los paramédicos te llevaron, tomó todo de mí para no romper sus gargantas por tocarte. La única cosa que mantuvo a mi lobo bajo control, fue el recordarle que ellos podrían ayudarte. Ellos podrían salvarte y tendrían que salvarte porque pertenecías a mí. —Vegeta miró hacia abajo y abrió los ojos. Se encontraron con los suyos y le sostuvo la mirada mientras hablaba—. Esa fue la primera vez que lo pensé, que tú eras mía. Es tan correcto, tan verdadero. Mi lobo sabía sin ninguna duda que eras nuestra compañera. Una vez que despertaste y tuve la oportunidad de hablar contigo, no sabía cómo manejar mis emociones. Estaba preocupado de asustarte, y no entendía cómo podía sentirme de la manera que lo hacía porque no eras Canis Lupis. Te vi dormir. Solo tenía que verte respirar. No podía soportar no tenerte en mi vista.

El aliento de Bulma era superficial. Sentía como si todo el aire hubiera sido empujado de sus pulmones mientras escuchaba a Vegeta hablarle de sus sentimientos hacia ella desde el principio. Ella no tenía ni idea de que fuera tan intenso incluso entonces.

Vegeta se inclinó y la besó suavemente en los labios, y susurró:

—Tu turno.

Él sonrió con malicia cuando ella frunció el ceño.

—¿La misma pregunta? —preguntó ella. Él asintió con la cabeza.

—Pensé que eras increíble.

—¿Increíble? Vaya, no me di cuenta que mis primeras impresiones fueran tan buenas.

Bulma le dio un manotazo.

—No he terminado.

Vegeta rió entre dientes.

—Lo siento nena, adelante.

—Como estaba diciendo, me quedé sin habla cuando te vi. Quiero decir, sé que jugué con las cosas, ya sabes, no quería estar ahí y verme como una adolescente necesitada, pero por dentro, por dentro me estaba ahogando en mis emociones por ti. Estabas tan confiado, tan guapo, tan intocable. Te odiaba y amaba al mismo tiempo. Te odiaba porque nunca podría tenerte, te amaba porque algo dentro de mí reconoció que estaríamos bien juntos.

—Mejor que bien, nena —dijo Vegeta en voz baja, sus ojos transmitiendo la profundidad de la emoción que llenaba su voz.

—Estoy tan contenta de que hayas ido a Estados Unidos con Bardock.

—Yo también, Bulma —Vegeta negaba con la cabeza—, no tienes idea de lo feliz. Casi no voy. Bardock quería dejarme a cargo de la manada. Pero mi lobo estaba inquieto sobre la idea. Le dije a Bardock eso y él me dijo que escuchara a mi lobo. Él sabía que estabas ahí. Solo la idea de no encontrarte...

—Shh —lo tranquilizó Bulma pasando los dedos por su cabello—, pero me encontraste. Estoy aquí. Estamos juntos. Y ahora, mi hombre hermoso, estás atrapado conmigo. Realmente deberías pedir un premio de consolación.

Vegeta sonrió hacia ella, una de las únicas personas que alguna vez podrían conseguir una sonrisa de él.

—Tú eres mi todo —susurró mientras la besaba de nuevo antes de que pudiera dar una de sus réplicas sabihondas. Sin duda, a él le habría encantado.

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