Capítulo 24: Bulma

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Bulla bostezó mientras se sentaba en la mesa con su manada, desayunando. Había estado fuera buscando hasta las dos de la mañana. Estuvo en fase cuando salió a buscarlo, sabiendo que su lobo se podía mover mucho más rápido.

Finalmente, a más de dieciséis kilómetros de distancia de la finca, encontró la Nepeta, también conocida como hierba gatuna. Todavía trabajaba en perfeccionarlo en forma líquida, la parte más difícil era que tenía que ser bastante potente, pero también disuelta de modo que las pocas partículas de la planta no fueran visibles.

La gente tiende a sospechar cuando hay cosas flotando en sus bebidas.

Bulla captó la mirada de Bulma a través de la mesa y le asintió, un movimiento sutil para que ella la siguiera afuera.

Bulla esperaba en el pasillo cuando las cinco muchachas salieron, Liam pisando sus talones.

Sí, esto no parece sospechoso, pensó.

—¿Qué sucede, doc? —preguntó Bulma.

—Encontré la Nepeta a dieciséis kilómetros. He estado trabajando en ello toda la mañana y la única cosa en la que no estoy segura es en su potencia para hacerlo indetectable en la bebida.

—¿Encontró algo que impedirá que los chicos sean capaces de cambiar? —Liam habló bajo, para que no fuera escuchado por casualidad.

Bulla, Bulma y Pan asintieron al mismo tiempo, pero no se explicaron.

Él levantó sus cejas.

—De acuuuerdo, ¿cómo averiguó eso?

Pan miró a Bulla quien dio un movimiento casi imperceptible con su cabeza.

—Hicimos unas indagaciones y esto en cierto modo cayó en nuestros regazos —le dijo Bulma vagamente.

—Ajá, solo cayó a sus regazos. —Liam las observó con recelo—. Bien, si esa es tu historia...

—Finalizada, ilustrada y corregida. —Bulma le dio un asentimiento agudo—. Está bien. Todos andando, gente. Doc, necesitamos sujetos de prueba para su magia.

—Esa sería la manera más exacta de determinar si es eficaz —acordó Bulla.

Bulma sonrió a Liam dulcemente.

Liam miró el destello en los ojos de Bulma cuando ella le sonrió. Comprendiendo lo que ella estaba pensando, levantó sus manos.

—De ninguna manera, Bulma. Vamos, no puedes pedirme que haga eso. No puedo protegerlas si no puedo cambiar. No. Me opongo enérgicamente.

Bulma no discutió, comprendiendo que ninguna coquetería, arrastre, empuje o soborno iba a funcionar con Liam. Miró a cada miembro de su grupo, todas tratando de pensar en un lobo para probar este brebaje.

Finalmente, Bulla habló.

—Yo lo haré. Es mi creación, debería ser la que lo pruebe.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto, Bulla? —preguntó Pan.

—Sí, definitivamente. Llevaré a Milk, Pan y Liam conmigo mientras que ustedes tres ponen la carnada a su presa.

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