Capítulo 25

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—Está bien, vamos a repasar una vez más —anunció Bulma mientras yacía en su cama.

Hubo un gemido colectivo a través de toda la habitación.

—Bulma, es casi la una de la mañana —se quejó Liam.

—Una vez más, después, les prometo que los dejaré ir.

Milk bufó.

—Muy amable de tu parte, oh, gran genio.

Bulma volvió la cabeza y le sonrió.

—Lo sé, ¿verdad?

—Vamos, Bulma. Estoy cansada, de mal humor, y tengo un caliente hombre lobo esperando en mi cama.

—De acuerdo, a las diez en punto Natasha, Caulifla, y yo estaremos...

—En el gimnasio —suministró Natasha.

—Me aseguraré de que las bebidas enriquecidas estén en el lado en el que los chicos van a sentarse —explicó Caulifla.

—Y Milk y Pan estarán... —Bulma miró fijamente a las dos chicas.

—Haciendo nuestro camino a las habitaciones de los idiotas —dijo Milk secamente.

—Qué entusiasmo, Milk. Gracias.

—Bulla y yo estaremos afuera por debajo de las ventanas de las habitaciones a la espera de las donaciones para la hoguera —agregó Liam.

—Muy bien. Entonces...

—Milk irá al gimnasio y vigilará para ver si los chicos han perdido completamente. Luego iremos de puerta en puerta repartiendo los volantes —continuó Pan.

—Exacto. —Bulma miró a Bulla—. Y tú...

—Estaré esperando para oír de Milk a través de mensajes de texto que la fiesta ha comenzado, entonces encenderé el botín.

—¡Magnífico! Creo que lo tenemos, chicos y chicas.

—Finalmente —gimió Milk mientras se levantaba y se estiraba—. Me voy. —Se despidió con la mano a Bulma y salió por la puerta.

Liam, Bulla, Natasha y Caulifla estaban justo detrás de ella.

Pan permaneció al pie de la cama de Bulma y miró a su amiga.

—¿Estás bien, Bulma?

Bulma le sonrió a Pan.

—Estoy mejor ahora que Vegeta y yo podemos comunicarnos, incluso si es solo con mensajes de texto.

—¿Y estás segura de que quieres seguir adelante con esto?

—Estoy segura —dijo Bulma con sencillez.

Pan asintió una vez.

—Está bien, entonces, Lucy. Te veré por la mañana.

—Qué duermas bien, Ethel.

Bulma se levantó y se fue a prepararse para la cama. Lo único que quería en ese momento era arrastrarse debajo de las mantas y luego pasar el tiempo con un cierto hombre lobo melancólico.

Solo Una GotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora