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Namjoon tampoco podía dormir.
Estaba muy enfadado con Adeline y furioso con su madre, que no había podido dejar de entrometerse y estropear lo que habría podido funcionar perfectamente por si solo. Pero no había podido dejarlos en paz y Adeline se había ido.
Tendría que olvidarla y lo haría. Se dedicaría a su negocio y continuaría con su vida. Se dijo a si mismo que las cosas volverían a la normalidad.
Olvidaría a Adeline, olvidaría a Hye, por lo menos durante un tiempo... y aquella idea lo hacía enfadarse más porque no podía hacerlo.
Su madre le había dado la vida y Adeline no solo llevaba a su hijo en el vientre, si no que se las había arreglado para marcharse con su corazón.
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El mundo de Suga cerró aquel domingo. Yoongi se quedó en casa con su amiga.
A las 11 de la mañana decidieron salir al porche. Hicieron té de menta y se sentaron a disfrutarlo pero entonces oyeron los frenos de un coche. Adeline abrió los ojos y vio un deportivo negro... Hye.
La madre de Namjoon salió del automóvil con el cabello brillando bajo el sol y sus pantalones ajustados, traía camisa negra de satén y un pañuelo verde atado al cuello.
Se plantó en el primer escalón del porche y cruzó los brazos.
- Tae me dijo que estabas aquí sin Nam. No lo creía.-
Parecía que todavía no le habían dicho que no habría boda. Yoongi se puso de pie.
- Hye ¿Por qué no entramos en la casa y...?-
- No pasa nada Yoon, yo me ocupo de esto.- Yoongi suspiró y volvió a sentarse.
- Lo creas o no la boda se ha cancelado.-
- ¿Queeé?-
- Hye estas gritando.
- Demonios, claro que estoy gritando. ¿Y qué significa eso de que no va a haber boda? ¿Lo decidió mi hijo? ¿Ha dicho que no se casaría contigo?-