De camino, al principio de todo

613 33 6
                                    


Ya de camino a casa de Cristina, Simón había sido el encargado de musicalizar el viaje pero este, no encontró nada mejor que poner la canción de Kodeline, all i want. Que dice algo como:

si me amabas

¿Por qué me dejaste ir?

No sabían si era el trasnoche o es que Simón les había contagiado de verdad su tristeza pero al terminar la canción todos estaban tratando de contener las lagrimas.

Britta que iba sentada detrás de su padre, estaba empezando a quedarse dormida con tanta música triste y era la segunda al mando, sí Simón se quedaba dormido. La cosa era que Simón aparentaba estar durmiendo y eso no era bueno porqué solo uno de los dos tenía que dormir para que su padre que iba conduciendo no se durmiera también. Claramente no lo iba hacer pero preferían prevenir.

Carraspeo pero solo su padre le pregunto que pasaba, eso no era nada bueno, así que decidió tomar las riendas del asunto.

-Papá, en la próxima estación de bencina te paras por favor – y a continuación agrego- Simón, hermano yo te amo pero necesitamos tus lagrimas para después, ahora estamos viajando, te necesitamos presente.

Si bien la madre era quien llevaba las riendas generalmente en las familias convencionales, era el padre quien las llevaba si esta no estaba pero en este caso era diferente, a pesar de que Britta era menor que Simón, se podía decir que era mucho mas madura, como también la encargada oficial. Bueno, según ella, de llevar las riendas de la familia.

Simon quien hasta ese momento estaba encismado en sus pensamientos, volvió de si o al menos eso trato.

- Lo siento Bri, pensé que ir como encargado oficial del viaje, me ayudaría a distraerme pero me esta tomando mas tiempo de lo que creí – dijo con pesar, mientras volvía a posar su mirada en la oscura carretera.

Su padre que en ese momento iba preocupado de la ruta, le dio un pequeño toque de amor en su hombro y Simón se lo agradeció.

- Simón -dijo Britta, estamos haciendo este viaje por ti, no te sientas presionado, en la próxima estación de bencina, pararemos a tomarnos un rico café. Mirando a su padre por el espejo retrovisor, haciéndole una seña con sus cejas y este respondió con un gran si, luego, conduciré yo por una o dos horas. Así que puedes sentarte en la parte de atrás con tu rico café a llorar hasta que te quedes dormido.

Aunque parecía una futura escena desoladora, esto pareció hacerle gracias, desde que había regresado de su cita con Lucia que no sonría ni reía y por un momento pareció buena señal. Su padre y ella suspiraron relajados.

Una de las cosas que mas amaba Britta era el café, si bien esta situación no ameritaba tanta felicidad, ella de todas formas era feliz. Un buen café para curar el alma o el corazón roto dijo Britta, su padre le dijo que de ninguna forma el café servia como medicina para ninguna de esas dos cosas pero sabía que a ella le hacía feliz el café, vaya uno a saber porqué.

Mientras se dirigía al lavado de damas, su padre le pedía el café mas grande que había en la tienda, también agrego un paquete de malboro lights y los cafés correspondientes para él y Simón. Su padre no era muy aficionado a que Britta fumara pero él fumaba y Simón también, no podía ser cara dura de negarle el vicio a ella. En fin ¿de algo había que morir o no? Decía Julian, cada vez que le preguntaban porqué fumaban todos en la familia.

Al regresar Britta del lavado envuelta en su gran poleron rosa peludo se dio cuenta que su hermano y su padre la esperaban en la terraza del lugar. Eran los únicos idiotas que se sentaban en la terraza a las 4 de la mañana, aunque como justificación, Lucas tenía que hacer sus necesidades y aparte, eran sus idiotas.

Aquí conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora