Por séptima vez consecutiva, Britta, dudaba de su atuendo frente al espejo de su habitación. Malditas modas de temporada pensó, ninguna puede acentuarse bien en mi cuerpo rechoncho maldijo una y otra vez.No podía evitar preguntarse constantemente ¿Por qué la genética no había actuado a su favor? Su hermano y su padre habían salido bastante bien, en cambio ella, se había llevado todo lo que le faltaba a su padre y su hermano. No se sentía del todo cómoda en ese outfit pero era lo que estaba de moda y realmente le gustaba pero no era su típico estilo.
Maldiciendo por ultima vez, se despidió de su reflejo, ya que era muy tarde para cambiarse la ropa que llevaba. ya habían pasado por ella.
Mientras bajaba corriendo los escalones de su casa, se dio cuenta que su padre había llegado a casa pero ni cuenta se había dado, por estar preocupada en sus problemas. Corrió a saludarlo y le pregunto que tal su día. Su padre tenía un aspecto totalmente agotado pero de todas formas le regalo una gran sonrisa, mientras se despedía de ella, le dijo, ya te contaré cuando vuelvas, por favor cuidate Britta y luego agrego,no confíes en nadie, son todos unos malditos desgraciados, le grito cuando ella cerraba la puerta.
Britta lo miro sin entender nada, sus amigos eran buenos amigos ¿Acaso debería desconfiar de ellos? Fue un pensamiento que solo duro un par de segundos porqué en ese momento una delicada mano le hacía señas para que apurara el paso.
En la acera fuera de casa, había un auto color azul estacionado esperándola con una joven de rasgos muy exóticos de piel trigeña y cabello rubio ceniza dentro.
-Perdón la demora, Sam, pero mi padre había llegado con un poco de problemas, por el trabajo, mintió al respecto. No quería que Sam supiera sus pequeñas inseguridades.
La joven que estaba sentada en el asiento del conductor, la miro con desprecio a través del vidrio del auto y acto seguido se escucho el desbloqueo de seguridad para que Britta pudiera subir.
Al poner un pie en el auto, Sam acelero.
Britta entorno los ojos y la miro exasperada
- ¿Es necesario que hagas eso, cada maldita vez que llego tarde? - terminándose de abrochar el cinturón de seguridad
- Si perra – respondió Sam y acto seguido se abalanzo para darle un beso en la mejilla mientras esperaban que el semáforo diera verde
- Sam un día no me alcanzaré a subir y me vas a terminar arrollando por la calle
- Eso no pasará Bri, no seas exagerada – respondió – ¿vamos por un café antes de encontrarnos con los chicos?
Sam la conocía muy bien, el café era su punto débil.
- Okey pero yo elijo la música esta vez – desbloqueando su celular para poner un canción de The Killers.
Sam no dijo nada y le dedico una sonrisa para luego concentrarse en la ruta hacía la cafetería.
Al regresar a casa Britta, no podía evitar sentirse molesta por la forma en la cual era mirada cada vez que salia con Sam, siempre recibía miradas de desconformidad por su cuerpo. Su amiga tenía un cuerpo espectacular según las normas de la sociedad actuales. No era muy alta para ser una modelo de alta costura pero si tenía un porte espectacular y su larga cabellera rubia ceniza la hacía deslumbrar donde caminará. Lo cual a veces, Britta, envidiaba para su pesar.
En cambio ella, de un metro y medio, tez clara y pecosa con una gran cabellera negra azabache solo parecía perdida del valle encantado de cenicienta y para peor, gorda. Para este mundo y para el que siguiera solía decir. De pequeña no había sido gran problema su peso, ya que en su casa nunca fue este un tema importante. No fue hasta que cumplió los 12 años que empezaron a llegar las burlas de parte de sus compañeros como de pequeños niños que le decían gorda.
ESTÁS LEYENDO
Aquí conmigo
RomanceBritta esta por cumplir los 18 años, no se siente cómoda con su cuerpo, esta en una relación que odia y para peor, aún es virgen. En un viaje familiar de emergencia a casa de su abuela. conocerá a un invitado muy especial, que le terminará robando m...