La llamada

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Había caído rendida en su cama, no podía entender en qué momento todo se había vuelto patas arriba. Escuchaba como su hermano y su padre hablaban en la otra habitación muy despacio para que ella no escuchara pero sabía muy bien de que trataba. No podía creer que si su hermano no hubiera llegado a tiempo, que hubiera hecho con ella el infeliz de Toby.

Luego de preguntarle insistentemente sobre Robert, se había vuelto loco, primero le gritaba, porqué lo había dejado de querer, que como no iba a quererlo, si él la había querido cuando nadie más lo hacía.

– Entonces tengo que agradecerte el hecho de que te fijaras en mí – había dicho bastante molesta Britta.

Tobias solo la miraba, sin lograr canalizar a la perfección sus sentimientos

– No creo que los hombres se peleen por ti, Britta– bufo Tobias.

Algo dentro de ella se estaba quebrando, sabía que en cualquier momento sacaría su físico para hacerla sentir mal, sabía que no tendría que haber confiado en él, desde que había escuchado su conversación.

– No, no te equivocas, Tobias – mirándolo con ojos amenazantes – tampoco necesito que se peleen por mi

– Tampoco es que lo fueran hacer ¿Acaso no te has visto? – comentó mientras una mirada despectiva recorría su cuerpo

Esas palabras fueron el detonante de un enojo que tenía Britta dentro de ella desde hace mucho tiempo y no sabía hasta ahora

–ANDATE DE MI MALDITA CASA – Gritaba– ANDATEEEEEEEEE

Como si Lucas fuera consciente de lo que estaba pasando, comenzó a ladrarle a Tobias, Britta, no pudo contener las lágrimas y comenzó a llorar.

Al ser consciente de la pesadez de sus palabras, intento acercarse a ella pero esta se lo impidió, no te acerques a mí, le decía, mientras intentaba contener las lagrimas.

– Lo siento Britta, de verdad que lo siento, no era mi intención herirte, por favor Britta, perdóname – decía Toby – perdóname se que he sido un idiota al tratarte de esa forma pero no puedo ser consciente que te estoy perdiendo, no puedo perderte, eres quien realmente me ha querido y nunca ha jugado conmigo.

– No me importa si no he jugado contigo, no quiero ser tu maldito juguete, que solo me recuerdas cuando me estás perdiendo – decía Britta entre lágrimas – yo realmente pensé que eras mejor persona pero al parecer me equivoque, sigues siendo el mismo idiota.

Al sentir la puerta, Britta, se fue a encerrar al baño, odiaba que la vieran llorar, sabía que había sido una estupidez, dejar solo a Tobias pero ya le importaba bien poco que pasaba con él.

–¿ Qué estás haciendo aquí?

Reconoció de inmediato esa voz, Simón había llegado a casa y por su voz sabía que no estaba de buenas, nunca había sido santo de su devoción Tobias, nunca.

– Vine a visitar a tu hermana – respondió insolentemente

La verdad que es que tampoco era que tuviera que respetar mucho a Simón ya que su diferencia de edad era muy poca, Tobias, también estaba en sus veintes.

– ¿Que acaso no sabes que ella es menor de edad, imbécil?

– Tampoco es que la obligara a estar conmigo

Si no salía rápidamente del baño, sabía que eso se iba a poner bastante feo y una parte de ella, quería que Simón, golpeara al imbécil ese, no sabía cómo perjudicaría esto a su hermano. Así que se armo de valor y se fue enfrentar a la situación.

Aquí conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora