Me encuentro completamente desnuda sobre una cama, tan solo cubierta por finas sábanas blancas. Miro a mi alrededor confundida, tratando de ver donde estoy, sin embargo, la habitación se halla sumida en total oscuridad a excepción de una lámpara que ilumina la enorme cama. La confusión aumenta, estoy casi segura que esta no es mi recamara— ¿cómo he llegado yo aquí? —lo último que recuerdo es haberme marchado a dormir.
Unas manos me abrazan desde la espalda, son grandes y fuertes, giro la cabeza para ver de quien se trata, pero su rostro se oculta en la oscuridad del cuarto. Por alguna extraña razón me siento a gusto en los brazos del desconocido, cierro los ojos y me recuesto a su pecho. Un reguero de besos se extiende a lo largo de mi cuello e involuntariamente, me arqueo para recibirlos con mayor facilidad. Recorro su espalda desnuda con mis dedos, intento llevar su rostro a la luz, pero él me lo impide. El desconocido besa mis labios con una pasión descontrolada, jamás en mi vida me habían besado de esta manera.
—Déjame verte—murmuro con la respiración entrecortada.
Mi acompañante detiene sus caricias, pero no se aparta de mi lado, intento por segunda vez atraer su rostro hacia la luz, pero solo consigo verle los ojos. Unos ojos azules como zafiros que envían descargas eléctricas por todo mi cuerpo, que hielan mi sangre y, a su vez, me resultan muy familiares.
Despierto con la respiración alterada y el sudor bañando mi cuerpo. Estoy en mi habitación, busco al desconocido a mí alrededor pero no hay rastro de que pasase la noche en compañía. Mientras se normalizan los agitados latidos de mi corazón comprendo que todo ha sido un sueño, un sueño que no deseo ni rememorar, aunque me es imposible evitar las fugaces visiones. Puedo jurar que aún era capaz de sentir sus caricias por todo mi cuerpo. Trato de olvidarlo todo, incluyendo esa mirada tan familiar.
Los rayos del sol comienzan a entrar por la ventana, busco el reloj para observar qué hora es ¡Mierda!, las ocho y media de la mañana, me he quedado dormida para ir a trabajar. Debí haber olvidado activar la alarma anoche antes de irme a dormir.Lo más rápido que puedo salto de la cama, es demasiado tarde para un baño matinal por lo que me conformo con un simple lavado de cara y dientes. De un salto regreso a la habitación para colocarme unos jeans negros y una camisa blanca, un poco ancha, con las puntas introducidas dentro de los jeans, calzo las primeras zapatillas deportivas que encuentro y alzo mi pelo en una coleta, sin más demora agarro el bolso y salgo disparada a la calle.
El día se encontraba totalmente nublado con una leve brisa fresca, solo esperaba que no lloviese. Adoraba los días así, si no fuese tan tarde hubiera caminado hasta el trabajo que solo se hallaba medio kilómetro de mi apartamento. Llamé a un taxi y pedí al chofer que condujese lo más deprisa posible.
Comprobé por mí misma que es cierto el viejo dicho: Mientras más apurada se encuentre una persona, más lento va todo a su alrededor y para colmo, esa lentitud se acrecentaba en el tráfico neoyorquino.
Luego de casi media hora, finalmente, consigo llegar al trabajo. ¡MIERDA! DE SABER QUE TARDARÍA TANTO HUBIESE VENIDO CAMINANDO. Entro al edificio y me dirijo corriendo al ascensor, apenas saludo a Sara, necesito retomar el tiempo perdido. Marco el último piso y lo más paciente que puedo espero a subir.
Se abren las puertas y para mi mala suerte al otro lado se encuentra parado mi jefe con un grupo de personas acompañándole. DIABLOS, YA NO PODRE PASAR DESAPERCIBIDA. ¿POR QUÉ TODO ME TIENE QUE SUCEDER A MÍ HOY?—Buenos días señor Hawk— saludo con fingida calma mientras salgo del elevador.
—Señorita Blaine, no esperaba verla hoy por aquí.
![](https://img.wattpad.com/cover/177360021-288-k897585.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Perfecto Canalla
RomanceÉl no estaba dispuesto a dejarla ir, ella no volvería a caer en sus manos.... por muy dulce que fuesen sus caricias