Capítulo 18

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Despierto temprano en la mañana, no quiero perder tiempo de trabajo con la exposición tan cerca. No iré hoy a la galería, tengo todo el material necesario en casa, además, prefiero evitar distracciones innecesarias o, en otras palabras, evito ver a Alex en el trabajo.

No he sabido nada de él desde el mensaje que le envié la pasada noche, y temo cambiar de opinión si me lo encuentro ahora o peor, saltarle encima para besarle en medio de la galería. Me recreo en la caliente ducha todo el tiempo que considero necesario, me coloco un pijama limpio que consiste en un short y blusa de tirantes de color azul cielo. Minutos después, me hallo en la cocina preparando café, no creo poder realizar las labores del día si no pruebo el oscuro líquido, por lo que he convertido esta rutina en un ritual mañanero.

Estoy sola en la casa, Mario comenzaba a trabajar hoy y se marchó temprano, así que me relajo en el tranquilizante silencio. No es que me queje de tener a mi amigo en casa, es más me encanta su compañía, sin embargo, siempre he disfrutado de quedarme sola en casa para leer, ver televisión, trabajar o lo que se me ocurra en el momento. Siento la lluvia desde el exterior de las ventanas, sinceramente parece como si el día hubiese sido diseñado para mi total comodidad.

Fin de mi tiempo personal, es hora de ponerse manos a la obra. Busco un gran tablón que tengo guardado en la habitación y lo cuelgo en una pared vacía que hay en el salón. Con el tablero en su lugar, comienzo a expandir y pegar a lo largo del mismo todas las imágenes impresas de las fotografías de Alex, además de pequeñas anotaciones que he realizado sobre cada una de ellas.

Examino miles de posibilidades en cuanto a la ubicación que podría tener cada marco en la galería de manera que sea algo novedoso y diferente para los conocedores espectadores.

Continúo durante más de veinte minutos cambiando las pequeñas pegatinas con notas de un lugar a otro del tablero aun sin una idea clara en la mente. De repente, me quedo mirando fijamente una de las impresiones que muestran un paisaje del Central Park, no puedo evitar recordar mi primer día de trabajo junto a Alex en este lugar, la manera en que se preocupó si había desayunado o no, como no me dejo tirada en la lluvia y, dos días después, la forma en que me cuido cuando estaba enferma debido a la misma. Cambio la mirada para una de las fotos del atardecer en la playa y las nuevas memorias sustituyen a las del Central Park en mi mente: nuestras miradas cruzándose en la playa, nuestras manos rozándose, el momento en que me conto su historia familiar y al cálido beso que deposito en mi frente antes de marcharse completamente dejándome tras de sí en la puerta de mi apartamento.

Me era increíble todos los íntimos recuerdos que hemos creado juntos en una fracción tan corta de tiempo como lo es medio mes ¿Recordaría Alex todos estos pequeños detalles? Y si lo hacía ¿Significarían para él lo mismo que para mí? Un momento ¿Qué representa todo esto para mí? La respuesta estaba clara: eran mis preciados y queridos momentos, instantes que me hicieron sentir feliz, alegre, esperanzada e incluso irritada.  Un nuevo pensamiento se manifestó ante mí y antes de darme cuenta las palabras salieron por sí solas.

—Estoy enamorada de Alex.

No, nunca dejé de estarlo, solo que hasta este momento me di cuenta de este hecho. Ahora que finalmente lo he reconocido, no sé qué sentir sobre ello. Un nudo oprime mi pecho, dándome a entender todo lo que puedo perder, estoy en la línea de fuego y una voz en mi interior me grita que puedo salir quemada. Gracias a Dios suena el teléfono para sacarme de mi ensoñación. Busco por toda la casa el maldito trasto hasta que por fin lo encuentro tirado bajo uno de los cojines del sofá.

Perfecto Canalla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora