Capítulo 23

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Suena la alarma de mi despertador y estiro la mano para apagarla, siento como los primeros rayos del sol se cuelan por mi ventana iluminando mis parpados cerrados. Una mano agarra mi cintura para pegarme al fuerte pecho del cuerpo que se encuentra a mi lado, doy un sobresalto que me hace abrir los ojos, pero luego recuerdo que se trata de Alex durmiendo junto a mí. Estaba tan poco acostumbrada a traer a nadie a casa que por un segundo lo había olvidado, sin embargo, mi cuerpo no parece compartir mi opinión, las mejores noches de mi vida las he pasado envuelta en los brazos de Alex, es increíble como luego de dormir a su lado amanezco completamente reformada.

Aprovechando que continúa durmiendo, le observo detenidamente en total tranquilidad y sin interrupciones. Parece descansar con la serenidad de un niño pequeño, se ve tan frágil que me provoca deseos de abrazarle y nunca soltarlo, contemplo cada centímetro de su rostro y me demoro unos segundos cuando llego a sus pestañas largas y abundantes, sin lugar a dudas, creo que es el rasgo físico que siempre me ha gustado más de él. Sigo bajando la mirada hasta sus labios, tan suaves y tiernos. Cuando se encuentra de esta manera, no queda rastro alguno del hombre rudo y peleonero que conozco. No puedo evitar sonreír al sentir la felicidad que me inunda. Necesito tocarle, por lo que paseo mis manos a través de su ahora despeinado cabello.

— ¿Ves algo que te guste? —ciento como pregunta.

La sorpresa hace que retire velozmente mi mano como si me hubiesen atrapado en pleno acto criminal, mis mejillas se sonrojan. Los parpados de Alex comienzan a abrirse permitiéndome apreciar esos hermosos ojos azules que me observan con malicia, la sonrisa de sus labios me hace pensar que acabo de caer en una trampa.

— ¿Para qué finges estar dormido si no es así? —logro hablar sin tartamudear.

La mano que rodea mi cintura me acerca aún más a su cuerpo y, en un ágil movimiento, me hallo de espaldas al colchón con Alex encima de mí apoyado en uno de sus brazos para evitar que su peso me aplaste.

—Porque me encanta ver cómo te sonrojas—contesta para luego acercar sus labios a los míos y fundirnos en un tierno beso.

Me deleito en el cálido sabor de su labio superior, lo muerdo y segundos después siento la lengua de Alex explorar dentro de mi boca. Sus manos comienzan a subir por mis muslos provocando escalofríos por todo mi cuerpo y enviando una ola de calor a mi vientre.

Solo deseaba pasar el resto del día sin salir de la cama entre sus besos y caricias, desgraciadamente existía algo llamado trabajo.

—Tengo que prepararme para ir a la galería.

— ¿No puedes saltarte el trabajo hoy? —pone sus labios como si hiciese un puchero.

—No, a menos que quiera que el señor Hawk me despida.

—Si te despide le digo que no trabajaré con su galería.

—Vamos Alex, a mí también me encantaría pasar el día contigo, pero ambos tenemos que trabajar y lo sabes.

Alex me mira en silencio sin moverse por unos segundos, hasta que, finalmente, a regañadientes accede.

—Pero que conste que esto no ha terminado aquí—sonríe y me besa para luego levantarse de la cama — ¿Te apetece que tomemos un baño juntos?

—Mientras no haya muchas distracciones—digo con una sonrisa cómplice.

—No prometo nada.

Perfecto Canalla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora