Capítulo 24

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Mario me llevo a una hamburguesería que se encontraba a pocas calles de la galería. A pesar de tener el tiempo suficiente para almorzar prefería que no fuese en un lugar muy lejano. Aun me encontraba sorprendida por la espectacular Harley-Davidson que poseía mi amigo. Estamos sentados en una mesa del local, rodeados de gente. Estaba un poco lleno debido al horario, en estos momentos, muchas de las personas que trabajaban por la zona suelen venir a almorzar a estos lugares.

—Entonces, ¿cómo fue que conseguiste la Harley? —pregunto a Mario mientras esperamos nuestros pedidos.

—Ya te expliqué—contesta mi amigo con una sonrisa en el rostro—A los militares americanos no nos pagan tan mal como lo pintan, he estado ahorrando por un tiempo y ahora que tengo un trabajo estable pensé que un medio de transporte personal sería ideal—a modo de broma agrega—No iba a estar toda una vida esperando a que tu novio me regalase el Aston.

Siento como mis nervios aumentan ante la mención de Alex como mi novio, estaba cien por ciento segura de que éramos mucho más que unos simples amigos con beneficios, sin embargo, no tenía idea de en qué nivel se hallaba ahora nuestra relación, Alex no me había dicho nada de formalizar aun, pero siempre me ha dado a entender que es su deseo.

—No te burles—digo sin contener la risa—Mira que buen susto que le has pegado al pobrecito esta mañana.

—Por Dios niña, soy una malota—vuelve a poner su acento femenino y no puedo parar de reír.

—Ya basta no seas cruel, por cierto, para la próxima que pases a buscarme en tu Harley avisa, tenías a todos mis compañeros de trabajo alucinando.

—Eso es tener estilo cariño.

Continuamos bromeando un rato más sobre las ventajas que adquiriría mi amigo de chico rudo motero y como muchas mujeres babearían por él.

Finalmente llegan nuestros pedidos, la mayoría de las chicas que conozco suelen medirse en sus comidas para evitar perder la figura, sin embargo, a mí nunca me ha interesado eso, suelo decir que solo se vive una vez y hay que disfrutarlo, por lo que no titubeo ni un segundo cuando comienzo a devorar mi hamburguesa doble con beicon y mucha mostaza y kétchup mientras bebo de mi Coca-Cola.

— ¿Cómo diablos estas tan delgada con todo lo que comes? —interroga Mario sorprendido.

—Es mi súper poder.

—Eres toda una bruja—parece recordar algo y pregunta—Y hablando de brujas ¿Has sabido algo de Elena?

—Debemos llamarla hoy para acordar lo de la cena antes que se vuelva a marchar.

Mario me contempla callado por unos segundos como pensativo.

—No te preocupes por ello—dice finalmente—Tu aun debes regresar al trabajo, yo tengo el día libre así que me encargaré de llamar a Elena y preparar la cena—le da un bocado a su hamburguesa—Cuando este todo coordinado te informo.

—Me parece genial.

La verdad era que me quitaba un peso de encima, a pesar de que me encantaba la idea de cenar con mis viejos amigos, quedaban menos de ocho días para la inauguración de la exposición y aún faltaban detalles por arreglar en el trabajo.

Terminamos el almuerzo lo más rápido que pudimos para regresar al trabajo, como Mario me llevo en su moto hasta la entrada de la galería aún me sobraban veinte minutos del descanso. Entro al recibidor y escucho como Sara, junto con Robert, comienzan a llamarme desde una esquina. Al acercarme no hacen más que cargarme a preguntas.

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