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La gran academia se elevaba, destacando en gran medida comparada con el resto de la ciudad. Frente a la entrada de aquella prestigiosa institución estaba él; Cabello castaño, sudadera verde y chaqueta negra. Makoto Naegi. El estudiante Afortunado Definitivo, o al menos eso decía la nota que se le fue entregada.

Cualquier estudiante normal estaría nervioso, con las piernas temblándole, o al contrario, emocionado por estar en una posición como la de él. Pero Naegi no, él simplemente miraba con seguridad aquella prestigiosa academia, pensando qué clase de bellezas podría conocer este año. Su sonrisa se expandió, su pensamiento era bastante simple, "Escuela de elite significaba chicas de elite". Un pensamiento bastante... burdo, por no decir otra cosa.

Con una seguridad casi exagerada, dio un paso dentro de los terrenos de la escuela, preparado para un año lleno de libertinaje. Miró su móvil, un mapa de los terrenos se le había sido enviado hace unos días, junto a sus horarios. Lo primero que tuvo que hacer fue dirigirse al edificio principal, se suponía que en el gimnasio le harían una ceremonia de bienvenida a los nuevos estudiantes.

La academia Kibougamine, muchos estarían más que agradecidos por formar parte del curso principal, curso del cual Naegi formaba parte, pero este chico simplemente lo ignoraba. Caminaba sin pena ni respeto por la plaza central, con mochila en espalda y jugando con su móvil.

—¿Naegi?

Eso hizo que él levantara la vista de su celular, para así ver a la persona que había musitado su apellido. A unos metros, una muchacha de cabello azul lo observaba, parece ser que al darse cuenta que era él, ella embozó una sonrisa y comenzó a acercarse.

El castaño la reconoció al instante, esa ropa que parecía un uniforme, esa piel clara, esa dulce voz, ese cabello y ojos azules, Sayaka Maizono la Idol Definitiva. Una chica que había compartido la secundaria con él, ella había sido la chica más codiciada en su escuela, ¿y él? Él simplemente el pequeño donjuán que se acostaba con la primera chica que podía, claro, siempre manteniendo la discreción y fingiendo inocencia para no obtener represalias.

—¿Eres tú? Eres Naegi, ¿verdad?

—¿Maizono?

—Sí, que alegría encontrar una cara conocida.

—¿Te acuerdas de mí? —preguntó exagerando su asombro.

—¡Por supuesto que sí! Quiero decir, fuimos a la misma secundaria durante tres años seguidos.

—L-Lo sé, pero no pensé que alguien tan popular como tú se percataría de alguien tan común como yo

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—L-Lo sé, pero no pensé que alguien tan popular como tú se percataría de alguien tan común como yo.

—¿Pensaste que era así de mala? Me lastimas —dijo mientras se ocultaba detrás de sus manos y soltaba unos pequeños sollozos.

«Sí, lo pensé» respondió al instante en su cabeza, pero obviamente no iba a decirlo. Sinceramente, no le importó si la chica estaba llorando de verdad o si lo fingía, pero debía mantener una imagen, así que rápidamente simuló estar preocupado.

¡Qué empiece el juego! (Naegi x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora