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Jueves.

El sol brillaba, todos estaban en clase, todos menos ellos dos. Naegi sonreía, esperando sentado en el borde de la fuente de agua. Tras unos minutos esperando, por fin apareció ella.

—Buenos días, Kirigiri.

—Buenos días, veo que ya tenías planeado algo.

El chico sonrió a la par que levantaba la canasta de picnic que tenía en su mano, hoy simplemente planeaba algo tranquilo.

—El día es muy lindo como para desperdiciarlo, así que pensé en un picnic, ¿qué dices?

—Supongo que estaría bien, ¿dónde vamos?

Naegi sonrió, para luego levantarse y empezar a caminar, haciéndole una seña a Kirigiri para que lo acompañara. No podía sentarse en cualquier lugar de la plaza, ya que si por una casualidad de la vida alguna de las chicas lo veía no tardarían en sospechar, afortunadamente la plaza era bastante grande, por lo cual Naegi escogió un lugar bastante lindo y apartado. El sol brillando, el cielo azul y ellos dos debajo de la sombra de un árbol.

—¿Celes ya te ha dicho sobre la pijamada? —preguntó Naegi, extendiendo la manta en el césped.

—No, aunque ya te dije que no estoy segura.

—¿Eh? —se quejó Naegi— Dijiste que te lo pensarías.

—Lo sé...

Una vez estuvo todo preparado, ambos se sentaron y Naegi abrió la cesta, revelando un montón de pequeños sándwiches y dos termos, uno con jugo y el otro con té, parece ser que se había esmerado y claramente lo había hecho si quería conquistar a la chica antes de mañana en la noche.

—¿Lo hiciste tú?

—Sí, ¿tú sabes cocinar, Kirigiri?

—¿Eh? ¿Por qué me preguntas algo así? ¿Estás... interesado en que te prepare algo?

—¿Eh? Y-Yo...

—La manipulación subliminal no te pega, simplemente di lo que piensas, eso va más contigo...

—La verdad sí me gustaría comer algo preparado por ti, Kirigiri —rio el muchacho, rascándose la parte trasera de la cabeza.

—Tal vez algún día...

—Ayer me preguntaste por el tema de la banda con Mioda, ¿te gusta la música, Kirigiri?

—Sí, me gusta.

—¿Cuál es tu genero favorito?

—No tengo ningún género favorito, pero supongo que cualquier cosa relajante. Por supuesto, dependiendo de quien esté contigo el efecto de la música sobre ti puede cambiar. ¿Hay algún motivo por el cual tu curiosidad?

—No, simplemente quiero saber más de ti.

Él permanecía sonriente sentado con las piernas cruzadas, ella estaba igual de inexpresiva que siempre, con las rodillas dobladas para no tener que sentarse como el muchacho. La mirada del chico fue inconscientemente detrás de la chica, cerca del árbol había muchas flores violetas, sonrió.

—¿Quieres hacer guirnaldas de flores?

—¿En serio? ¿Qué sentido tendría? Sólo serviría para dárnoslas después, pero... si prometes aceptar la mía, no me importaría.

—Lo prometo.

Así como empezó su tarde, a ninguno pareció costarle hacer aquellas coronas de flores, al terminarlas se las entregaron uno al otro y continuaron hablando, comiendo y a veces simplemente estando en silencio. Un lugar tranquilo en el que ambos estaban en paz, simplemente disfrutando la compañía del otro. Era como si estuviesen en su propio y pequeño mundo.

¡Qué empiece el juego! (Naegi x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora