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La pelinegra no entendía muy bien la razón, pero no iba a negarse a nada que le dijera su hermana, por lo cual los tres adolescentes terminaron saliendo del centro comercial para empezar a caminar por los terrenos de la escuela. Lograron atravesar toda la plaza central sin problemas y llegaron a la residencia femenina, Enoshima abrió la puerta y dejó pasar a sus invitados.

Al momento en que la puerta se cerró con seguro, Enoshima y Naegi se miraron. La primera en actuar fue la blonda, la cual se acercó a la chica de pecas.

—¿Y para q...?

Las palabras de Ikusaba fueron calladas, la blonda sostenía a la chica de su cadera, y con su boca besaba a su hermana, Ikusaba pensó en resistirse, pero era Enoshima, por lo cual simplemente se dejó. La lengua de la rubia no tardo en introducirse en la boca de su hermana, inspeccionando el terreno, cuando por fin se separaron Ikusaba jadeaba.

—¿Qué esperas, Naegi? —preguntó Enoshima.

—¿Quieres que me quite la ropa ahora?

—Obvio.

El castaño sonrió, para empezar a despojarse de sus prendas, primero su chaqueta, luego su sudadera y luego el resto. Ikusaba vio aquello totalmente sonrojada. Enoshima fue la siguiente, quitándose el pequeño y apretado short que llevaba, para luego despojarse de su blusa blanca. Ambos se le acercaban a la soldado, la cual tenía las manos temblándole, había prácticamente encarado a la muerte en más de una ocasión y nunca había temblado, pero ver a su hermana y al chico que le gustaba desnudarse había sido suficiente para hacerla temblar.

—¿Q-Qué están...?

—Vamos, Mukuro, considera esto un regalo de cumpleaños —interrumpió felizmente Enoshima.

La blonda una vez más se acercó, pero Ikusaba retrocedió.

—Oh... Entiendo, eso significa que sólo quieres ver...

—Y-Yo...

—Naegi —llamó.

El castaño entendió, por lo cual se acercó a Enoshima y la tomó de la cintura, para empezar a besarla morbosamente. A pesar de que disfrutaran del beso, ambos veían a Ikusaba, la cual parecía estar totalmente desconcertada aún.

—Vamos, hermanita, puedes tenernos a los dos, ¿no estás feliz? —preguntó Enoshima.

—Sí, Ikusaba, Enoshima me dijo que te gusto, no me molesta hacer esto contigo, es más, quiero hacerlo contigo.

Fuertes declaraciones por parte de ambos, pero para ejercer más presión, se separaron para ir delante de la chica y tomarla, primero la besó Enoshima, luego Naegi, luego Enoshima, luego Naegi. La chica intentó resistirse al principio, pero dado que cada beso que le daban fue más profundo, terminó cediendo, la estaban atacando entre ambos. Enoshima la empezó a despojar de su ropa junto con la ayuda de Naegi, cuando la pecosa estuvo totalmente desnuda, uno se posiciono detrás de ella y otro delante, Enoshima besaba a su hermana en la boca, mientras que Naegi le besaba el cuello a Ikusaba.

La sensación simplemente era única para Ikusaba, y el sentir cuatro dedos en su entrepierna sólo lo mejoró, dos dedos de Naegi y dos de Enoshima. Las dos acariciaban la entrepierna de Ikusaba, como si aquella chica fuera el juguete personal de ambos. La de cabello negro simplemente gemía mientras era complacida.

—Pero si no quieres...

—No podemos obligarte...

Esas dos declaraciones vinieron de Enoshima y Naegi, los cuales pararon sus movimientos y dejaron de besarla.

—Quiero, lo quiero —jadeó Ikusaba.

—Esa es la actitud, hermanita, ¿vamos a mi cuarto entonces?

¡Qué empiece el juego! (Naegi x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora