Martes.
—¿Y qué somos? —preguntó Ikusaba.
Enoshima y Naegi se miraron mientras aún seguían vistiéndose, ¿cómo responder esa pregunta?
—Bueno, somos un par de hermanas con un amigo... con el que podemos, ya sabes —respondió Enoshima.
—S-Sí, somos amigos con derechos, podemos salir y hacer cosas juntos, pero también tener sexo, es algo muy común hoy en día —habló Naegi, obviamente no quería que la mercenaria se enojara con él.
—Oh... ¿Entonces si te llamamos para hacerlo tú vas a venir? —preguntó Ikusaba.
—Sí, si es que no estoy haciendo nada muy importante.
—¿Ves? Dime que no es lo mejor —habló Enoshima, mirando a su hermana.
—Supongo que sí es bastante bueno —respondió Ikusaba apartando la vista, la verdad esperaba tener una relación tipo romántica con esos dos, pero la idea de ser amigos y poder follar tampoco estaba mal.
Después de que los tres se cambiaran, salieron de la residencia femenina, tuvieron que apresurarse, dado que al parecer se habían quedado dormidos y estaban a punto de llegar tarde. Gracias a que estuvieron corriendo como unos desalmados, lograron llegar antes de que el profesor iniciara la clase, pero igualmente el docente los miró con extrañeza, era raro ver esa combinación, no sólo para él, sino para toda la clase.
—Lo lamento, tenía una sesión de modelaje y se atrasó un poco.
—Una disculpa, estaba acompañando a Junko en su sesión de fotos —habló Ikusaba.
—Yo no tengo excusa, sólo me quedé dormido, perdón —se disculpó Naegi.
—Contigo quiero hablar después de clases —declaró el hombre, mirando a Naegi.
El castaño suspiró, pero asintió. Los tres fueron a sus respectivos asientos y la clase empezó. Dos horas soportando hablar a Koichi, dos horas pensando en cómo acercarse más a Kirigiri, dos horas notando el cómo Maizono lo miraba, porque Celes y Asahina estaban sentadas bastante lejos como para mirarlas de reojo.
En cuanto la clase acabó, poco a poco todos salieron, siendo Naegi el único que se quedó. El castaño no hizo mucho, simplemente abandonó su asiento para ir a pararse frente al escritorio de Koichi, el rubio lo miraba sin ocultar su descontento. Naegi suspiró internamente, sabía que lo que vendría sería un sermón.
—Sé que es irresponsable llegar tarde, pero la alarma no sonó y...
—No te pedí que te quedaras para hablar de eso —interrumpió el blondo—. ¿Qué es lo que quieres?
—¿Disculpa? Usted me pidió que...
—No voy a ser amable, no sé qué estás planeando, pero sé que esa actitud que estás demostrando no es verdadera.
Naegi evito fruncir el ceño, simplemente se quedó mirando al hombre con una sonrisa incomoda, como si no entendiera de qué le estaba hablando.
—Yo no sé...
—Escuché que amenazaste a Jin.
Jin, ese nombre no le sonaba de nada a Naegi. El menor hizo una mueca confundido y negó con la cabeza. Parece que la confusión genuina del chico hizo enojar a Koichi, porque pensó que una vez más Naegi se estaba haciendo el tonto, por lo cual se levantó de su asiento, para inclinarse sobre su escritorio, golpeando la madera con sus palmas desnudas.
—¡Deja de hacerte el tonto! ¡Jin, Jin, el director de la academia!
Los ojos del castaño se abrieron de la impresión, no sólo por el actuar de su profesor, sino también porque recordó a aquel hombre, el hombre que estaba molestando a Kirigiri. Aquella sorpresa desapareció, mejor dicho, fue remplazada por otra emoción. ¿Su profesor estaba defendiendo a un pedófilo? Frunció un poco el ceño, sintiendo como un calor comenzaba a aparecer en su pecho.
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¡Qué empiece el juego! (Naegi x Harem)
FanfictionMakoto Naegi era alguien empático, amable, dulce, una persona en la que todos podrían confiar. Así lo veían todos, como un chico inocente que no dañaría ni a una mosca. Aquello era un simple acto nada más. Makoto Naegi era alguien asqueroso, desagra...