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Lunes.

—Komaru... ¿alguna vez rechazaste a una chica linda que intentó besarte?

—No, no estoy pendeja —respondió la chica mientras sostenía la verga de su hermano—. ¿Tú sí?

—El viernes.

—¿Por qué?

—Yo... no lo sé...

—Al menos ahora hablas un poco más, cuando llegaste parecías un zombi.

—¿Cuándo fue que llegué?

—El sábado a las cuatro de la mañana o por esa hora, ¿no recuerdas nada?

—Sólo sé que estaba llorando bajo un árbol y luego que estaba tomando un autobús hacia aquí.

—¿Llorando? Qué marica.

—Púdrete.

—Deberías ir al médico, tal vez tengas SPP.

—¿"SPP"?

—Sí, el Síndrome de la Pequeña Perra.

—¿No se te cansa la boca de tanto hablar?

—Lo que se me cansa es el brazo, vamos, córrete de una vez.

—Lo haré cuando uses la boca.

La chica rodó los ojos, llevaba como veinte minutos masturbando al chico y él no acababa, simplemente estaba allí sentado con la verga tiesa. El castaño parecía totalmente ido, ni siquiera sabía qué había ocurrido en su escuela o con sus novias, ya que después de salir de los terrenos de la escuela apagó su móvil y lo había mantenido así hasta hoy. Lo que le parecía raro, era que sus padres no habían ni aparecido desde que llegó.

—¿Y mamá y papá? Oh, cierto, estás ocupada...

—Jaja... que gacioso... —contestó la chica sarcástica con la verga en la boca.

—Hey, fue la mamada, literalmente —rio el chico.

—Para...

La chica siguió chupando, pero él simplemente mantuvo su vista en la televisión, la casa era bastante silenciosa. Por fin lo sintió, sintió ese placentero liquido salir de él, para empezar a llenar la boca de la chica. Como una profesional, ella se tragó todo sin problemas y se separó de él, para luego desabrocharse la falda y quitarse las bragas.

—Por fin, Dios, te tardaste como media hora.

—¿Qué te digo? Entrenamiento.

La chica se posicionó sobre él, para dejar que la verga del chico se introdujera dentro de ella, a pesar de ya estar avanzada, siempre disfrutaba sentir el enorme miembro del chico estar dentro de ella.

—¿Y mamá y papá? —volvió a preguntar Naegi.

—¿Y cómo voy a saber? —preguntó, moviendo las caderas— No los veo como hace cinco días, me dejaron un sobre con dinero y dijeron "Nos vemos dentro de dos semanas".

—¿Eso significa que tuviste la casa para ti sola cinco días seguidos?

—Así es.

—¿Qué hiciste, perversa?

—Yo... —la chica gimió, para luego tragar saliva, hablar mientras cogían, algo normal para ellos— Me monté una orgia, ¿y tú qué?

—Un trío, ¿cómo fue para ti?

—Cinco tíos, yo sola, la pasé bien —rio.

—Te diría que tuvieras cuidado de no embarazarte, pero...

¡Qué empiece el juego! (Naegi x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora