Makoto Naegi era alguien empático, amable, dulce, una persona en la que todos podrían confiar. Así lo veían todos, como un chico inocente que no dañaría ni a una mosca.
Aquello era un simple acto nada más.
Makoto Naegi era alguien asqueroso, desagra...
La nadadora miraba preocupada al chico, le había mandado unos cuantos mensajes al muchacho ayer y lo estuvo buscando en la residencia masculina y en otras partes de la escuela, pero él simplemente no aparecía ni respondía las llamadas. ¿Por qué Naegi no atendió? Simple, estuvo toda la tarde de ayer en el departamento de Celes y apagó el móvil para no ser molestado.
—Lo lamento, tuve que salir de la escuela y me fui a la casa de mis padres y de allí fuimos a la casa de mis abuelos, me pidieron que fuera con ellos así que no me negué, pero me olvidé que allá no había señal. Cuando volví ya era bastante tarde, así que creí que estarías dormida, por eso no respondí.
—Oh...
—¿Estás enojada?
—No, sólo creí que te había pasado algo.
El chico sonrió, para luego mirar a ambos costados, sostuvo las manos de la chica y se le acercó, para darle un pequeño beso en la boca. Ella no lo apartó, simplemente siguió el pequeño beso con dulzura.
—Ya quiero que sea viernes.
—Igual yo —mintió Naegi.
¿Estaba preocupado por la pijamada de chicas? Un poco, dos de las tres chicas con las que salía iban a revelar la relación que tenían. Se sentía ligeramente nervioso, sí que estaría en problemas, por lo cual ahora tenía una meta, seducir a las tres chicas restantes esa misma semana, ¿difícil? Sí, pero no imposible.
La chica seguía con su mirada penosa y nerviosa sobre él, algo que obviamente Naegi notó.
—¿Pasa algo, Asahina?
—N-No.
—No deberías mentirme...
Tras decir eso, él rio bajamente y se acercó aún más a la chica, para empezar a acariciar su entrepierna por sobre su short. La sensación para ella era bastante buena, por lo cual no se resistió, siendo sincera consigo misma quería repetir lo que había hecho con Naegi hace casi una semana, era una adolescente que apenas acababa de perder la virginidad con su novio, además el chico realmente lo había hecho bien a pesar de su brusquedad, era normal que quisiera repetirlo.
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—N-Naegi...
Ante el pequeño gemido de la chica, él sonrió, para luego acercarse y comenzar a besarle el cuello con deseo.
—Ojalá hubiésemos podido estar juntos ayer... —susurró de manera profunda en el oído de la chica.
Lamentablemente para él, se tuvo que separar de la nadadora, estaban en uno de los pasillos de la escuela, sería un problema que alguien los viera tan cariñosos. Ella simplemente llevó una mano a su pecho, su respiración se había vuelto más pesada gracias a él, de verdad quería sentirlo. Él simplemente le sonrió, para empezar a caminar, despidiéndose de ella.
