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El castaño tenía su mirada sobre aquella chica de cabello corto. Miró a ambos lados, nadie además de ella estaba allí. Las clases habían acabado hace apenas unos minutos, pero ella estaba allí, arrodillada frente a un pequeño jardín, al lado de ella unas flores en macetas preparadas para ser trasplantadas.

Sonrió de manera amable y se dispuso a caminar hacia la muchacha, ella no pareció notarlo hasta que él se hincó de rodillas a su lado.

—¿Necesitas ayuda, Ikusaba?

La de cabello negro lo miró, para acto seguido negar con la cabeza, aun así, Naegi siguió sonriendo. Aquella chica era bastante callada, casi tanto como Kirigiri. El muchacho dirigió su mirada a las macetas al lado de Ikusaba, era casi exagerada la cantidad, sin duda la chica quería llenar todo ese espacio de tierra con esas flores rojas, azules, amarillas y naranjas, ya que no era un conocedor sobre el tema, obviamente no tenía ni idea del nombre de aquellas flores. Naegi consideraba mucho trabajo para nada, pero terminó por arremangarse y tomar una de las macetas plásticas, para comenzar a hacer un agujero en la tierra donde pensaba plantarla.

—Déjame ayudarte, ¿un profesor te pidió que hicieras esto?

Ella negó, para comenzar a sacar de raíz las flores sin ningún tipo de delicadeza. Algo que le resultó raro a Naegi, no era un conocedor de las plantas, pero hasta él sabía que había que tratarlas con cuidado a la hora de trasplantarlas, algo que obviamente la chica parecía desconocer.

—I-Ikusaba, tienes que ser un poco más delicada.

—¿En serio?

—Sí, sino las terminaras matando.

—Oh...

La chica miró las plantas en sus manos, para luego mirar cómo lo hacía Naegi. Hizo un pequeño agujero en la tierra, puso la planta y acto seguido la tapó con cuidado, tal y como hacía su compañero.

—No creí que te gustaran las flores —habló él, en un intento de sacar platica.

—No especialmente...

—¿Eh? Oh, como dijiste que ningún profesor te lo pidió, asumí que lo hacías porque te gustaban.

Ella negó una vez más con la cabeza.

—Junko me lo ha pedido.

—¿Qué?

—Ella dijo que le gustaría que este lugar tuviera un poco más de color, así que me pidió que plantara flores.

—¿Y por qué no te está ayudando?

—Porque no quiere ensuciarse las uñas.

—Entonces te dejó el trabajo sucio...

Ella no dio respuesta, Naegi intentó leer su expresión, pero al igual que Kirigiri, ella no demostraba nada. Suspiró ligeramente, ¿acaso las chicas silenciosas de esta escuela eran tan difíciles de descifrar? Las de su escuela anterior eran mucho más sencillas, prácticamente buscando sólo a alguien que les diera un mínimo de atención y las tratara bien.

—Pues... creo que no deberías hacer esto si no quieres...

Ante aquel comentario, ella lo miró.

—Si tu hermana quisiera esto, al menos podría haberte ayudado.

—Tiene que cuidar sus manos, ella... —intentó defenderla Ikusaba.

—¿Qué? ¿Es una "modelo"? Existen los guantes, podría ayudarte.

—Sus uñas.

—¿Son reales?

—Por supuesto que son reales —respondió Ikusaba, frunciendo el ceño.

¡Qué empiece el juego! (Naegi x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora