AFTER "After"

CAPITULO 13 •Auden•

El despertador suena a las siete de la mañana avisando de que tengo clase. Odio los comienzos de semana y más si tengo clases. Anoche bebí bastante y ahora tengo un dolor de cabeza que apenas me deja pensar. No recuerdo mucho lo que pasó después de beberme casi una botella entera de alcohol yo solo, pero al mirarme al espejo y ver mi cara con algunos arañazos todo vuelve a mi. Jaden, la pelea, mi hermana enfadada y Erick curándome.

Cuando mi hermana entró en la habitación como una loca pegando gritos volví a un estado de sobriedad. Para ser exactos, me cogió de una oreja y por poco me saca de allí a patadas. No le pude ni dar las gracias a Erick, pero mejor, ¡¿como se me pasó por la cabeza querer besarme con él?! A mí, Auden Scott, con lo que me gustan las chicas. No entiendo nada.

—Buena suerte en clase.—Murmura Justin desde su cama.

Yo ruedo los ojos y salgo por la puerta después de haberme aseado, vestido y preparado. Sigo el camino que he recorrido durante las ultimas semanas y entro al gran edificio. Me dirijo sin mirar a nadie al aula correspondiente.

Para ser sincero hoy es el típico día en el que no quieres hablar con nadie y todo lo que te digan te molesta. Por eso me voy a ceñir a asistir a mis clases y luego me iré a mi cuarto. Haré trabajos y cosas que tenga que entregar durante toda la tarde y luego me dormiré.

[...]

Sentado en la cafetería tomándome un café para despejarme me vibra el teléfono.

De: Erick
«¿Cómo van tus heridas?»

«Mejor.»

Me hago el seco.

«¿Recuerdas algo de anoche? No me contaste por qué te metiste con Jaden en una pelea»

«No, tengo bastantes lagunas, no recuerdo a penas nada»

Le miento, no me siento psicológicamente preparado para hablar con él sobre nuestro pequeño encuentro en esa fiesta. Después de mandarle eso él me deja en leído y se desconecta.

Me levanto del sitio y salgo por la puerta, en unos minutos tengo clase.

[...]

Entro en mi habitación dando un portazo y veo a Justin hablando animadamente con Erick, muy inesperado todo.

—¡Que pasa chaval!—Me saluda mi compañero de habitación.

—Hola.—Saludo sin ganas.

—¿Estás bien?—Me vuelve a hablar.

—Si, todo bien solo un poco cansado.—Contesto mientras suelto la mochila y me tiro a la cama.

—Puede que sea por lo de ayer, deberías descansar.—Ahora es Erick quien habla.

—Estoy bien, ya te le he dicho antes.

Justin deja caer un suspiro y le susurra algo al rubio, sobre mi seguramente, pero no consigo escuchar que es. A continuación mi roomie coge su mochila y se despide, tiene clase. Cuando la puerta se cierra el silencio reina en la estancia, me acabo de quedar solo con Erick.

—Auden, ¿podemos hablar?

—¿Hablar? ¿Por qué? No hay nada de qué hablar.—Hago una pausa.—¿No tienes clase? Deberías irte.

—¿Me estás echando?

Le miro y veo en su cara un destello de...¿dolor? Con las cejas fruncidas, los ojos un poco achinados y la boca un tanto abierta, por la sorpresa.

—Si, o sea, no...—No me gusta verle mal.—No lo sé Erick ¿qué quieres?

—¿Puedes comportarte como alguien de tu edad y dejar de mentirme en la cara? Se perfectamente que te acuerdas de lo de anoche, Auden.

—Vale si, me acuerdo.—Me levanto de la cama.—Pero no quiero hablar de ello. Déjalo estar.

—¿Vamos a hacer como si no hubiese pasado nada?—Suelta una risa cansada.

—Porque eso fue lo que pasó, nada.

—Sabes perfectamente que si tu hermana no hubiese entrado me habrías b...

—Cállate Erick.—Le interrumpió.—Iba borracho, ¿lo entiendes? Estaba totalmente ebrio.

—Dicen que borracho se dice la verdad.

—¿Acaso dije algo comprometedor? No , ¿verdad? Lo único que se hace borracho son tonterías Erick.—Le alzo la voz.—No me gustan los chicos, jamás me van a gustar y si creías tener una oportunidad conmigo bórrate eso de la cabeza.

Él solo me mira mientras se muerde el labio. Cruza los brazos y baja la cabeza.

—Pensé que eras diferente.—Me suelta.

—¿Diferente de qué? ¿Pensaste que era gay, qué era cómo tu?

—¡En ningún momento he dicho que sea gay Auden!—Me alza la voz tanto que retrocedo un paso.—Sinceramente, no quiero hablar más contigo, me voy.

Recoge su mochila y se la cuelga al hombro, cuando está a punto de salir saca un folleto del bolsillo de su sudadera.

—Han cambiado el lugar para las pruebas del equipo y no lo han mencionado en ningún sitio, solo aquí.—Alza el folleto.—Por si aún te quieres presentar. Y por cierto, de nada por lo de las heridas.

Y se va dando un portazo, haciéndome sentir como una mierda.