13- El general Rogers

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Las cosas que había visto en el edificio trasero no dejaban de atormentarme, desperté varias veces en la noche exaltada y sudorosa

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Las cosas que había visto en el edificio trasero no dejaban de atormentarme, desperté varias veces en la noche exaltada y sudorosa. Erick se espabiló un poco y me preguntó si estaba bien pero fingí tener pesadillas mientras dormía. Me hubiese gustado contarle a alguien, pero habíamos llegado muy tarde. No podía despertar a Audrey y tampoco estaba segura de querer que alguien más supiera lo que habíamos visto.

Luego pensé en Ciro y en las palabras de Arthit respecto a él. El encapuchado había sido el más afectado y jamás lo había visto así, sin siquiera hacer una de sus bromas o decir algo.

Desperté extrañamente temprano y no me sentía tan exhausta como de costumbre. Creí que me levantaría muy tarde y casi anímica como había estado desde el uso de mis poderes, pero pude moverme con energía hasta la cocina donde nos esperaban unas tostadas y un café cargado que había hecho Jolene. No habíamos hablado desde su prueba, pero su locura habitual volvía a relucir.

Stella también estaba sentada en la cocina, al parecer ya había mejorado físicamente, aunque todavía luchaba por mantener las distancias conmigo y no tocarme o mirarme. Parecía una criatura indefensa.

《Lo es》 escuché en el fondo de mi mente por primera vez desde hacía varios días, pero no le di importancia porque sabía de qué se trataba.

- Hola a todos, hoy tenemos sesiones con Rogers - saludó Erick de buen humor. Así que ese día conocería al gran entrenador.

Según lo que me habían dicho los chicos, las sesiones con Rogers no eran para utilizar nuestros poderes, sino que se trataban de nuestro cuerpo como humano y de mantenernos en un estado decente para seguir experimentando con nosotros. En la Industria no se hacía nada sin segundas intenciones.

- Me duelen tanto los brazos- dijo Audrey entrando en la habitación. Me dio un pequeño beso en la coronilla y se sentó junto a Jolene- creo que me disloqué uno agarrando aquel mazo, no creo que deba hacer esfuerzos físicos.

Una pequeña sonrisa asomó en mis labios junto al borde de la tasa.

-Tú siempre quieres salvarte del ejercicio- todos estallaron en carcajadas comprendiendo lo que pasaba.

- Bueno una pequeña bromita es lo que se necesitaba en este ambiente tenso- respondió ella encogiendo los hombros en su papel de víctima.

Arthit apareció muy callado a desayunar. Todos nos pasamos charlando y el ambiente estaba tan animado que nadie se dio cuenta de que Ciro no había aparecido en toda la mañana. Tal vez luego de los entrenamientos tuviésemos oportunidad de hablar, aunque algo me decía que no era buena idea.

Fruncí el ceño y dejé mi taza de café sobre el mesón. Iría en ese momento a hablar con él. Todos teníamos nuestros días malos, pero luego de lo que habíamos visto hasta yo me sentía un poco muerta.

Me fui alejando de los chicos y una voz me detuvo a medio camino.

- Émory ¿A dónde vas?- preguntó Arthit con un tono de advertencia que los demás no notaron porque estaban charlando.

ÉMORY: cuando los monstruos gritanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora