20- El escape

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Mi cuerpo se atoró y vi mi desesperación reflejada en los demás

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Mi cuerpo se atoró y vi mi desesperación reflejada en los demás. Todos comenzaron a cavar a mí alrededor, tomé el brazo de Arthit y con un tirón pude salir. Luego, a pocos segundos de que el rayo rastreara la zona, Ciro pasó por el hueco y salimos corriendo hacia el bosque en medio del pánico. Cruzamos la valla electrificada, que todavía no se había encendido y pasamos por encima de las vías hasta adentrarnos entre los árboles.

"Diríjanse en línea recta entre el cartel de la estación y una piedra brillante" había escrito Blakely luego de un "sus rastreadores se mantendrán desactivados hasta que estén a salvo, pero no prometo que todo salga bien"

Nos detuvimos vacilantes, tomando verdadera conciencia de que ya estábamos fuera. Las lechuzas ulularon entre las ramas y vislumbramos luciérnagas en la oscuridad, eso y la luna, eran las únicas cosas que nos iluminaban. Pero aunque hubiéramos salido de la cúpula no estebábamos a salvo, aún no. La Industria resultaba parcialmente visible a nuestra espalda a través de las ramas entrelazadas y retorcidas.

Audrey desplegó la lista de Blakely porque estábamos demasiado nerviosos para recordar qué seguía.

-Debemos seguir, este es el bosque de Yorck y del otro lado hay un pueblo- dijo ella intentando que la voz no le temblase.

<<Olvídate del dolor, olvídate del cansancio y de todo lo que está por venir>> Me repetí a mi misma al mirar las pocas estrellas que se vislumbraban en el cielo negro. Seguimos caminando en línea recta con gran rapidez, la idea era llegar a la estación de Yorck Maine antes del medio día, aunque desorientarse parecía muy fácil en la inmensidad de aquellos árboles.

Las hojas crujían bajo nuestros pasos pero por suerte no había árboles espinosos, sino que eran troncos resecos y altos que creaban angulosas sombras y una gruesa capa de viruta en el suelo. De repente Stella tropezó con un tronco y se dio de bruces contra el suelo.

Me acerqué a ella mientras los demás se detenían. Una de las ramas se había clavado apenas en su pierna pero fue suficiente para que sangrara. Entonces me alejé de inmediato mientras ella me miraba asustada. Erick se acercó al ver lo que sucedía y la ayudó a levantarse.

-Lo siento- dije, era la primera vez que hablaba desde que habíamos salido.

Ella me dirigió una sonrisa comprensible y se puso en pie frotándose el nuevo desgarrón en los vaqueros que terminó por romper para atársela a la herida.

Luego de unos cuantos pasos más, llegamos a un alambrado con ramas enzarzadas, pero al otro lado se podían distinguir las luces del pueblo. Estaban debajo del pequeño cerro y nos daba una vista perfecta de los techos de concreto. El pueblo tenía una sola calle principal con varias farolas y todas terminaban en un pequeño supermercado.

Me preguntaba si allí se quedaban algunos de los trabajadores de la Industria, pero que no hubiera militares era bastante extraño.

"Pónganse frente a las luces y caminen hacia la izquierda, encontrarán una parte rota del alambrado" era el siguiente paso.

ÉMORY: cuando los monstruos gritanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora