17- Gritos de venganza

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-Los huevos revueltos no son lo mismo que el omelette

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-Los huevos revueltos no son lo mismo que el omelette.

- Pues los tuyos sí, mira esto Stella- se burló Erick enseñándole el desayuno amarillo y desmoronado que había preparado la chica en la sartén. Sus habilidades culinarias eran pésimas pero ella seguía intentando aprender, a diferencia de su casa, en ese lugar no había chefs personales.

Audrey entró a la cocina balanceando su melena rubia recogida en una trenza y se sentó junto a mí en la mesada. La noche anterior, luego de hablar con Ciro, él me había dicho que pondría al tanto a Audrey ya que debían revisar cosas de la pequeña libreta.

-Deja de pelear Erick- rezongó mi amiga inclinándose en los codos.

Los dos se observaron dulcemente y luego volvieron a la realidad dándose cuenta de que no estaban solos. Jolene hizo arcadas falsas y su gemelo volvió a usar como catapulta sus rizos para golpearle en el rostro, parecían niñitos.

El desayuno siempre pasaba entre peleas o charlas triviales, recordándonos que después de todos seguíamos guardando algo de nuestra adolescencia. Cuando terminamos, me dispuse a lavar los platos en el fregadero.

La puerta de la cocina se abrió con un leve chirrido llamando la atención de todos los presentes.

-Buenos días chicos- saludó Blakely junto a una enfermera de estatura baja y cabello negro hasta su barbilla. Parecía un poco más joven que Blakely y apretó sus labios para contener una sonrisa amable.

Jolene soltó una pequeña risilla y él la miró hastiado enarcando las cejas. Dejando en claro que sabía lo que la pelirroja sentía por él y en parte por estar del lado de Cipher.

-Necesito que Audrey y Émory vengan conmigo, debemos hacerles un nuevo tatuaje- dijo él luciendo tranquilo- Ciro acompáñame.

Dejé la esponja en su lugar y me sequé las manos. Inconscientemente mis ojos fueron a parar a Ciro quien también me miraba extrañado, era la primera vez que Blakely nos llamaba a los tres. Mis dos amigos se levantaron de sus lugares y nos dirigimos en completo silencio hacia la sala de pruebas, ya que el laboratorio se encontraba atestado de gente.

Blakely colocó una tarjeta de acceso en el detector y no volteó a mirarnos hasta que la puerta estuvo cerrada detrás de nosotros.

-Bien, sabemos que Ciro las ha estado ayudando por eso lo llamamos- explicó.

Observé a la enfermera pelinegra de mejillas regordetas a su lado y al darse cuenta de nuestra curiosidad, ella se presentó con una amplia sonrisa de las que achinaban sus pequeños ojos verdes.

-Oh, no tienen nada que temer yo soy parte de quienes están en contra de todo esto- extendió su brazo para estrechar nuestras manos y correspondimos el gesto más relajados.

-Bien, veo que se alejaron de Jolene- Ciro asintió algo molesto, cruzando los brazos sobre su pecho y arrugado su camisa de cuadros- dentro de unos días se les hará una prueba donde jugarán con sus mentes. Deben recordar que cualquier cosa que vean es un simulacro pero deben pelear con todo porque ellos no se detendrán hasta matarlos.

ÉMORY: cuando los monstruos gritanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora