CIRO
Corrimos por el edificio que se caía a pedazo, levanté a Arthit en el aire con mi poder mientras Erick apareció nuevamente intentando teletransportarnos. De un segundo al otro aparecimos fuera del edificio, y por más que no me acostumbraba a aquella sensación, aparté las fuertes nauseas tragando grueso. No era el momento para sentirme mal ante aquel peligro.
Corrimos por el campo con paso presuroso, viendo como una masa amorfa se deslizaba en todas direcciones como una nube y venía detrás de nosotros, rompiendo cada esquina de la construcción como si de vidrio se tratase. Cuando llegamos a la cúpula, quité la madera que tapaba nuestro túnel de escape y le ordené a los chicos que pasaran por allí. Deslicé a Arthit sobre la gravilla, cuyo cuerpo parecía inerte y fue arrastrado por Erick hacia el otro lado con ayuda de Stella.
Me debatí en quedarme allí y morir, desaparecer porque era una maldita mierda, pero le había hecho una promesa a Émory y debía cumplirla. Crucé por el túnel y cuando salí del otro lado, desvié un montículo de tierra enorme sobre el hueco y parte de los fierros que no se utilizaban para las vías.
- Espera ¿Dónde está Audrey?- preguntó Erick con la desesperación reflejada en sus ojos- tienes que destapar el túnel de nuevo ¡Ciro!
Justo en ese momento la cúpula volvió a encenderse como un fogonazo de colores brillantes y púrpuras, pero al otro lado vislumbré el cuerpo curvilíneo de Audrey. Estaba atrapada y ya no podía hacer nada por ella, pues la tierra dentro de aquel recinto comenzó a resquebrajarse y los monstruos escaparon del edificio gris. Iban a devorarla y mientras Erick y yo intentábamos cavar en la tierra, ella tan solo se giró a vernos con una sonrisa; la paz llenaba su pequeño rostro. Sus hoyuelos se marcaron y agitó su mano en el aire como despedida.
- ¡Debo salvar a Émory! ¡Ella prometió que estaríamos juntas hasta la muerte!- escuchamos su voz como un susurro y creí que nos volveríamos locos al ver como la rubia se encaminaba hacia los escombros de la casa.
- ¡Audrey!- gritaba Erick preso del pánico y las lágrimas que escapaban de sus ojos- ¡No lo hagas! ¡Ya no puedes salvarla!
Antes de que pudiésemos si quiera crear el túnel, la masa rojiza y los infectados se convirtieron en uno solo, abalanzándose sobre todo lo que tuviese vida. Si aquello era horrible, no quería imaginar cómo era el Apocalipsis del que tanto habíamos leído en la leyenda de los sanguinarios.
El tren debía pasar por allí, entonces se sintió el chirrido metálico y con el corazón encogido me aferré a la promesa que le hice a Émory. Tomé al pelirrojo por las solapas de su camiseta colorinche y le ordené que me ayudase a arrastrar al asiático mientras Stella corría hacia los vagones. Cuando preguntaron qué le había pasado a Arthit solo respondimos que se había desmayado, pero nosotros también poseíamos las ropas rotas y algo ensangrentadas.
Ya no veíamos la cúpula que escondía la Industria, pero yo sabía que pasaba allí. Un trueno explotó y se confundió con la tormenta, pero tampoco era un trueno. Aquella explosión era la muerte, la muerte de la industria y la muerte de Émory y Shaeydi.
En el trayecto a la próxima estación nadie me hizo preguntas y los chicos no querían ni mirarme. No los culpaba.
Lo último que recuerdo es que bajamos del tren y nos inyectamos una gran dosis de G30 incluyendo la cura que desaparecería nuestros poderes y la Siriasis de mi cuerpo.
Habíamos escapado, pero tampoco habíamos ganado.
Era hora de que cada uno siguiera su propio rumbo y si nos encontraban no podrían sonsacarnos información, porque ya nada existía. Ni siquiera Audrey, de quien jamás sabríamos si lo que hizo fue por cobardía o porque antes de salir de allí estábamos rodeados, los militares habían seguido llegando y la industria iba a seguir allí.Tomamos distintos trenes, Arthit había despertado pero ya no recordaba nada de aquella masacre.
ÉMORY
Abrí mis ojos lentamente sintiendo que mis párpados ardían, como si estuviesen demasiado irritados. Me mantuve en plena quietud por unos segundos, como si mi mente hubiese estado dormida por un largo tiempo y tuviese que procesarlo todo a la vez.
Mi entorno era desconocido, con las paredes y el suelo de color blanco y manchas de humedad, quise levantarme de inmediato de la camilla cuando una enfermera entró con la mirada sobre sus papeles. Pero al mover los brazos observé que tenía un par de agujas adheridas y sentía que mi columna vertebral escocía como si me hubiesen dado miles de pinchazos, al igual que mi garganta.
De pronto todo lo que había intentado recordar vino a mi mente y la desesperación me oprimió el pecho.
- ¡¿Dónde están?¡ - vociferé luchando con las correas que me apretaban las muñecas y los tobillos- ¡Audrey! ¿Dónde están? ¿Dónde está mi abuela y los demás chicos? Yo maté a Jolene.
La enfermera de cabello negro levantó la cabeza hacia mi cuerpo, su semblante era altivo y no fue capaz de emitir palabra cuando otro enfermero irrumpió en mi habitación.
- Hola querida Émory- saludó el hombre de cabello castaño y penetrantes ojos azules. Tenía un porte de importancia y aunque aquello me fastidiase, sentía que lo conocía- he escuchado tus gritos, llevas varios meses en coma y me parece inusual que te despiertes con tanta energía.
- Deja de mentir, sé que te conozco ¿Dónde están?¿Tú nos ayudaste a escapar?
La enfermera soltó un resoplido de fastidio y me observó.
- ¿Otra vez con esa historia de la enfermedad y los monstruos que atacaron a tus amigos? Estamos en un psiquiátrico señorita Wester- explicó asquiada preparando otra inyección- ¿Acaso no lo recuerdas?
- ¿Recordar qué?
- Tú asesinaste a tu abuela cuando eras pequeña y desde ese entonces has estado internada- rió dando golpecitos a la jeringa- me parece ridículo que los pacientes inventen alocadas historias para salir de aquí, incluso te inventaste un amigo imaginario.
Aunque quisiera gritarles que los únicos mentirosos eran ellos, sabía muy bien que en una cosa tenían razón: yo había matado a mi abuela pero no había sido consciente de mis acciones por más que intentase controlarlas. Fue como si yo no controlase mi cuerpo, pero todos pensaban que era tan solo una historia para salir ilesa.
- Ellos no existen Émory, todo ha sido producto de tu mente.
No termina aquí...
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ÉMORY: cuando los monstruos gritan
Misterio / SuspensoEn un mundo donde se desata una enfermedad que hace que los humanos se transformen en horribles criaturas, Émory Wester es voluntaria para conseguir la cura de la Siriasis para su padre. Ella es secuestrada y llevada a un lugar remoto del gobierno d...