Día 3 : Viendo una película

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No me gustaba estar solo en casa en la noche pero entendía que no podía intervenir en los planes de Haru. "Voy a pasar la noche con Rin", dijo. Como si fuera lo más natural del mundo. ¿Acaso me había perdido algo? O sea, era obvio que se gustaban pero... ¿desde cuando pasan la noche juntos? Como fuera, no iba a ser yo quienes les estropeara el día así que no dije una sola palabra.

Haría algo de comer mientras veía algo en la televisión o... Ding dong. No, no, no, no. Tal y como en las películas de miedo, cuando el protagonista se queda sólo y todo comienza. ¿Quién podía ser a estas horas? Imposible, que fuera Haru. Comencé a sentirme rígido, me temblaban las piernas.

—¿Quién es? —dije desde el pasillo buscando un objeto que pudiera estar a mi alcance por si era un ladrón, o peor un fantasma o un zombie.

—Soy Sousuke. —mi cuerpo dejó ir todo el aire de golpe.

Tardé medio segundo en volver en sí por completo y abrir la puerta cómo si me fuera la vida en ello. Y al hacerlo y ver su cara radiante y feliz me alivió como agua fresca en verano. Quise abrazarme a su cuello y agradecerle mil veces.

—Hola. —dije nada más mientras sonreía satisfactoriamente.

—Esto... Verás... Estos dos están en el piso y me era un poco incómodo escuchar todas esas ñoñerías. Si no te importa... Traigo algo de cena.

Sousuke extendió la bolsa de con comida que probablemente habría comprado en el camino. La tomé con gusto. No estaría sólo, es más tenía la mejor compañía.

—Claro que sí. Quiero decir claro que no me importa. Estaba por cenar y ver una peli.

La sonrisa de Sousuke se engrandeció y mi pecho con ella. Dejé que pasara y fuimos directos a la sala. Preparamos la comida en pocos minutos y una vez elegida una película casi al azar nos acomodamos cada uno en un rincón del sofá.

Estuve tan absorto en la vida de la protagonista, que no lo noté hasta que una ráfaga de aire fresco de la ventana me hizo encogerme un poco y que mi pierna topara con la de Sousuke. ¡¿Cuando había puesto esa mano ahí?! Repentinamente la zona se volvió cálida, el toque demasiado consciente. No me movería un milímetro más si eso hacía que Sousuke quitara su mano de mi pierna.

Recordé, inevitablemente, cómo hacía tan sólo unos días él entrelazó sus dedos a los míos y me sonrojé. Yo no tenía el valor suficiente para hacer lo mismo. Me hice la misma pregunta que ese día y soñé con que fuese cierta. Existía la posibilidad de que yo le gustara Sousuke y si fuese así...

—¿Tendrías una cita conmigo?—musité.

Los dedos de Sousuke se tensaron levemente antes de retirar de allí ese contacto tan agradable. Abrió sus párpados y tomó el mando de la televisión para detener a los actores. Estaba por darme un ataque al corazón, mis latidos retumbaban en mi cabeza. No fui capaz de mirar a Sousuke a los ojos, pensé que moriría de la vergüenza. Pensé que tal vez no fuera así y saliera corriendo de mi casa. Entonces me tomó del mentón y me obligó a mirarle. Parecía muy serio, muy tenso, sus cejas eran una línea perfecta. Sus ojos se habían clavado en los míos.

—Tan sólo tienes que decirme dónde y cuándo. —dijo con confianza.

Creí que mi corazón estaba por escaparse por mi boca. Tan sólo hice un sonido afirmando y él me abrazó unos escasos segundos con todas sus fuerzas.

Continuamos viendo la televisión con las manos enlazas en el sofá. A este paso, no me olvidaría nunca de las películas que vi con Sousuke.

Romantic days belong to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora