Día 10: Con Orejas De Animales

174 20 38
                                    

Esto no hará que el enfado se me pase. —tragué saliva. No soné nada convincente.

Estaba totalmente seguro de que mi cuerpo no decía lo mismo que mi boca. Me gustaba demasiado y lo mejor aún sólo estaba en mi imaginación. Makoto estaba muy lindo y deseable con las orejas de gato, pero mi cerebro se había hecho puré cuando puso aquel plug sobre de mis manos.

—Es un regalo de parte de Kisumi. —tartamudeó.

Maldición, ahora tendría que darle las gracias. La verdad es que me conocía demasiado bien el maldito.

—¿No hubo nada entre vosotros? —volví a preguntar una vez más, sólo para estar seguro.

—Ya te lo dije, sólo nos besamos una vez.

Desabroché lentamente su camisa dejando un camino desnudo de su cuerpo. Sólo me detuve para escucharle y ver como Makoto me observaba con la mirada cristalina y decorada por sus sonrojadas mejillas. No me gustaba que Kisumi hubiera tocado una sola parte de él. Al menos sabía que nadie había llegado tan lejos como yo y eso me hacía sentir dichososo. Me arrodillé y continué feliz mi trabajo de desvestirle.

—Sou, di algo.

—Me molesta.

Le quite los calcetines y bajé sus pantalones rápidamente.

—Pero quedó en el pasado, no puedo hacer nada sobre ello.

Una vez estuvo solo en ropa interior, la cara de Makoto comenzó a volverse más y más roja y no era totalmente capaz de seguir aquella conversación. No tenía de qué preocupase yo la terminaría.

—Lo sé y por eso mismo no quería decir nada más.

—Pero Sou. —se quejó.

Lamí mis labios secos, mi boca estaba salivando en exceso.

—Voy a ponerlo.

—¡Es-espera! —me detuvo antes de deshacerme del último trozo de tela que cubría su cuerpo.

—Makoto, los gatos no hablan, eres un gatito muy malo. —le quité repentinamente su bóxer y dejé aquel placer al aire.

Mordí mis labios conteniendo todo lo que me apetecía hacer y no podía aún.

—Esto te ayudará a acostumbrarte. Te aseguro que será mejor que mis dedos.

No pareció totalmente convencido pero personalmente me era imposible echarme atrás en ese momento. Estaba duro como una roca y si por mi fuera, el lindo gatito tendría otra cosa en su trasero.

Vertí un poco de lubricante sobre mis dedos y masajeé su entrada un poco para aliviar su tensión. Makoto respondió tan bien como siempre al tacto de mis dedos, por eso decidí continuar un paso más e introducirlos lentamente. Era como si esa parte de su cuerpo me reconociera, pronto estaría listo para hacerlo. Saqué mis dactilares para tomar el juguete, era el momento.

Voy a meterlo ahora.

Makoto asintió inseguro apoyando las manos sobre mis hombros. La confianza que recargaba sobre mí me hacía sentir poderoso. Tenía a un ser magnífico como novio y pensaba mimarlo y cuidarlo cómo mejor sabía.

Eso si conseguía mantener la cordura...

Makoto gimió cuando el plug entró sobre él. La vista que tenía desde abajo era maravillosa. Su miembro estaba húmedo, la mirada llorosa, la boca jadeante y las orejas de gato.

Abajo, gatito.

Makoto se sentó con cuidado en el suelo y adoptó su rol complaciente poniéndose a cuatro patas. Sonreí cuando su cara quedó a centímetros de la mía y comenzó a lamer mi mejilla como un dulce minino. Acaricié su barbilla y los sonidos que retuvo fueron agradables ronroneos para mis oídos.

Fue entonces que su lengua comenzó a distraerme y sus manos corrieron rápidamente a mi pantalón. Descarado e inocente. Avergonzado y atrevido. La dualidad de Makoto me confundía a la vez que me hacía estar cada vez más y más ansioso.

—¿Es hora de comer? —pregunté asombrado cuando dejó de juguetear en mi cara y su nariz comenzó a olisquear mi entrepierna.

—Nya~. —maulló.

Este gatito consentido...

Romantic days belong to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora