Día 21: Cocinando

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No podía estar pasando. ¿En qué momento la verdura se había vuelto una masa negra y elástica? Era totalmente imposible. Estaba haciendo bien todo hasta hace un momento, estaba siguiendo paso por paso y rigurosamente la receta. ¿Por qué se estropeó? Ya era demasiado tarde para comenzar con otra cosa, Sousuke estaría por venir.

Busqué mi teléfono entre los artilugios de cocina que había repartidos por las encimeras y marqué su número rápidamente.

—Sou...

—Hola Mako, ¿estás bien? —ya lo había notado es demasiado perceptivo cuando se trata de mi.

—No vengas hoy. —farfullé.

Una simple acción. Sólo tenía que prepararle una deliciosa comida a Sousuke después de un duro día. Y ni siquiera conseguí hacer algo decente, aún peor, aquella especie de petróleo ni siquiera era comestible.

—Ya estaba de camino. ¿Pasó algo? —dijo con urgencia.

—Se quemó todo. —lloriqueé.

—¿Me estás hablando de la cena que estabas preparando?

—Claro.—sorbí mi nariz. —¿qué si no?

—Ok, no te preocupes llego en quince minutos.

Y llegó tan puntual como dijo. Sousuke me atrapó en sus brazos en el momento que puso un pie adentro de casa y las lágrimas volvieron a mis ojos. Me sentía inútil por no saber hacer una receta simple pero su pecho me estaba dando un consuelo apacible que no creía merecer.

—Me asustaste. —me susurró. —Por un momento creí que había pasado algo horrible.

—Lo siento. —dije un tanto avergonzado a la vez que él me separaba de su abrazo para inspeccionar mi rostro. —Me siento tan mal...

Él limpió con sus pulgares las lágrimas que corrían por mis mejillas y por último dejó un agradable beso en mi frente.

—Vamos, lo haremos juntos. Será más divertido.

Lo observé yendo directamente a la cocina, estaba seguro de que tenía el mejor novio del mundo y sólo quería mimarlo pero soy tan torpe...

Ni siquiera podía cortar la verdura de forma regular, ni mucho menos podía de la forma tan impecable en qué lo hacía Sousuke.

—No tienes que ser perfecto en todo. —dijo de pronto sin despegar la vista de la olla.

—Pero... Es que parece tan fácil y aún así...

—Makoto, que no se te dé bien algo está bien. —su voz era seria pero nada ruda, al contrario. Sonaba cálida, muy cálida. —No tienes que ser bueno en todo, de veras. —repitió.

Mis verduras deformes parecían haber callado sus voces de burla. Sousuke tenía razón, pero aún así quería saber lo básico.

—¿Y si no aprendo nunca?

—Yo cocinaré para ti todos los días cuando nos casemos.

Me quedé congelado.

—Tú... ¿Quieres...? ¿Casarte conmigo?

Las orejas de Sousuke se volvieron color carmín. No me devolvió la vista en ningún momento, lo hace cuando está nervioso. Aunque no podía negar que yo estaba igual de avergonzado, pero había gozado al escuchar aquellas lindas palabras de su boca.

—A-aún es pronto. —se aclaró la garganta tan sólo para intentar hablar con más seguridad. —Pero algún día te lo pediré.

A mí ya me había hecho el hombre más feliz del mundo.

Romantic days belong to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora