Día 20: Bailando

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Makoto se acercó una vez más a mí. La verdad agradecía que al menos viniera a darme un poco de conversación, ya que Haru (el único que me acompañaba pegado a la barra) no estaba especialmente parlanchín.

-¿Quieres beber algo? Yo te invito esta vez. -le ofrecí.

Makoto me negó la oferta enseñándome su vaso lleno de refresco. La pajita y los hielos hicieron un pequeño revuelo al líquido.

-¿Por qué no vienes? -dijo señalando la pista de baile. -Y tú también Haru.

Su amigo le puso cara larga y dio media vuelta en el taburete desentendiéndose de aquella conversación. Makoto se encogió de hombros y con una sonrisa espléndida me volvió a clavar la mirada esperando una respuesta.

En mitad de la pista de baile Asahi se movía algo arítmico pero muy contento, mientras tanto Kisumi y Rin parecían expertos bailarines como si la música los siguiera a ellos y no al contrario. Y por supuesto había estado observando los movimientos de Makoto, quizá no tan buenos como los del par, pero bastante hipnotizador.

-En serio, -dije algo apenado por rechazarlo, pero no sabía bailar y no quería hacer el ridículo frente a él. -Kisumi y Rin son muy buenos ve con ellos.

-Vamos, Sou, me da igual cómo sean de buenos, quiero bailar contigo. Mira Asahi. -el pobre chico seguía dando tumbos y vueltas a destiempo, pero lo estaba pasando en grande, a eso se refería.

Miré de reojo la sonrisa intensa y feliz de Makoto. Estaba claro que estaba pasando una gran noche y hacer de novio aburrido podría estropear un poquito aquello. Iba conmigo consentir a mi chico cada vez que me pedía algo con cara de cachorrito. Y esta vez iba a caer también. Sólo tenía que dejar la vergüenza sentada en aquel lugar e irme a bailar con él.

Y así hice, tomé su mano y lo llevé de nuevo con la sonrisa renovada a donde estaban los demás. Le di una vuelta sobre sí mismo y después lo solté para dejarlo bailar. Makoto comenzó a mover sus caderas al son. Sin darme cuenta yo estaba moviendo mis pies y mis amigos vitoreaban mi integración en el baile. Me uní a los movimientos a deshora de Asahi e incluso imité los de Rin y Kisumi. Incluso, mi decisión de probar la pista de baile pareció afectar a Haruka quien también acabó uniéndose a nosotros.

A pesar de lo que pensaba en un principio, y sin saber si lo hacía bien o no, no sentí vergüenza. Me estaba divirtiendo con mis amigos, con mi novio. ¿Sí bailaba mal? Mejor, seguro estaba haciéndoles reír.

Romantic days belong to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora