Día 29: Haciendo Algo Dulce

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Una vez colgó el teléfono Sousuke sonrió. Había escuchado gran parte de la conversación pero igualmente él me hizo saber:

—Al parecer Seiji se lo pasó en grande el otro día así que quizá vuelva pronto.

Sousuke suspiró y se dejó caer en la cama. Sí parecía contento por eso pero no del todo y la verdad que llevábamos algunos días bastante ajetreados en los que no habíamos tenido un momento a solas.

—Qué bien. —dije echándome sobre él. —La verdad que es un niño encantador.

—Sí, pero fue agotador. —dijo rodeando mi cintura con sus brazos.

Me encogí de hombros restándole importancia al asunto y me acomodé hasta apoyar mi oído en su pecho y escuchar el frenético latido de su corazón. Y aún así, su mirada estaba tan suave y sus labios se entreabrían acogedores que no había signo de nerviosismo. Aún con aspecto cansado consideraba que tenía el ser más hermoso bajo mía.

Sousuke acabó por cerrar los ojos a la par que comenzó con cosquillas en mi espalda. Las yemas de sus dedos subía y bajaban tan dulcemente que consiguió relajarme. Estar así con él era como sentirse en casa, como si mi cuerpo ya hubiera establecido su hogar en los brazos de Sousuke y no me quejaba, aquella tranquilidad era la sensación más agradable que había sentido nunca.

—Te amo. —le recordé. Sousuke detuvo sus dedos por un momento, después una de sus manos viajo a mi mejilla y la acarició con ternura.

—Yo te amo más. —sonreí y supe que si seguíamos diciendo quién quiere más a quien nunca terminaríamos.

Terminé por apoyar mis manos para verle frente a frente y besarlo suave pero por necesidad de demostrar cuánto estaba sintiendo ese momento. Quería transmitirle a Sousuke que verdaderamente él lo es todo para mi, que es mi calma y mi intranquilidad. Quería decirle que aún me pongo nervioso cuando le veo llegar, que aún siento mariposas en el estómago cuando me besa y que a mi cuerpo parecen proporcionarle corrientes eléctricas cuando me toca.

Sousuke separó el beso y sonrió de nuevo.

—Hacía tiempo que no estábamos así, tú y yo mimándonos.

Sí. La inocencia y parsimonia del momento era perfecta y tenía razón, sentí muy adentro cómo toda mi anatomía ardía en llamas. Por eso mismo creí que destrozaría el momento con ello, pero, me sentía seguro y le prometí a Sousuke que lo diría claramente cuando quisiera hacerlo.

—Sou... —susurré con timidez y sus pupilas se centraron en mis ojos. —Quiero que lo pongas, hoy quiero hacerlo hasta el final.

Romantic days belong to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora