Dos personas.
Dos mundos opuestos.
Una relación falsa.
Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero.
Uno nunca se ha enamorado y...
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Por primera vez en mi vida, me siento atascada. Siempre he sabido lo que quiero, desde en que universidad estudiar hasta que color de tinte me quiero poner en el cabello. Pero ¿ahora? No tengo ni idea de que hacer, no sé si quiero irme a Miami o si quiero quedarme en Las Vegas.
La ventaja de irme a Miami es que tengo trabajo asegurado, la desventaja es que se siente como si nos estuviéramos moviendo muy rápido en nuestra relación. Por ende, me aterra que, así como rápido inició, así de rápido se termine.
Las ventajas de quedarme en Las Vegas es no tener que preocuparme por adaptarme a una nueva ciudad o personas si es solo volver a recoger lo que dejé aquí por un mes. La desventaja es que no tengo empleo y, desde las dos semanas que regresé, he metido solicitudes de trabajo en las que nadie ha sido valiente como para contactarme.
¿Será que el universo me está diciendo que pruebe una nueva vida y me vaya a Miami?
Max está ilusionado con la idea.
—Yo opino que deberías intentarlo —dice Becca, saboreando su café.
Mi madre, Rebecca, Dominic y yo nos encontramos en un café.
Maximiliano se encuentra en una reunión desde esta mañana que aterrizó en LV. Días después de haberme traído a casa, él volvió a la suya, hasta apenas unas horas que regresó a atender unos negocios y, claramente, a visitarme.
Detiene todos sus pendientes para estar conmigo. Aunque la mayor parte me siento feliz de estar a su alrededor, también puedo sentir culpa al ser soy yo la que lo retiene en esta ciudad.
Dominic y Becca piensan que es romántico. Dominic dice que si tanto me quiere, pues que entonces le invierta tiempo —porque dinero tiene mucho— a organizar su agenda para poder visitarme. No que necesite pedirle a Alexandra que acomode por ahí "visitar a mi novia", al contrario, sigue posponiendo reuniones.
Alexandra debe odiarme por distraer tanto a su jefe de sus pendientes.
—Apoyo a Becca. No le veo nada malo a que te mudes a otra ciudad —completa Dominic.
Le doy una ojeada a mi madre. Desde que tocamos el tema de mudanza y Miami, mi mamá no ha dicho ni una sola palabra. Puedo imaginar que en su cabeza piensa una y otra vez lo espontáneo que suena todo.
—El problema es que no puedo trabajar para Charles Carrington —recuerdo.
—Querida —Dominic recarga los codos en la mesa, acercándose a mí—, no se trata de que puedas o no, simplemente no quieres hacerlo porque las personas van a decir que conseguiste ese puesto gracias a tu novio.
—El cual es un punto válido —señala Becca.
—¿Por qué no aplicas en otros bufetes? —los tres volteamos a mirar a mi madre que al fin ha dicho algo—. Digo, si no quieres aceptar la oferta de trabajo de Carrington por lo que dirán, puedes buscar opciones.
