Judas -Lady Gaga.
Narrando Maximiliano Dimitriou.
Delante de mí observo cómo Nicole duerme placidamente. Ni el tacleo que hago en la computadora o las leves carcajadas que sueltan Greta y Ethan la molestan de su sueño. Es solo ella y la poco entendible platica que tiene con ella misma.
Quiero saber que tanto dice, pero mejor me mantengo al margen para no despertarla y que se tope conmigo a su lado invadiendo su espacio personal. A ninguno de los dos nos beneficia que ella se cree esta idea en la cabeza de que soy un stalkeador, en cambio, necesito que ella se acostumbre a mí, a mi repentina cercanía, a mis palabras semidulces y mis gestos según amables para que pueda pretender frente a los demás que me quiere.
Yo no ocupo practicar porque por muchos años he pretendido estar entaremente feliz cuando la realidad es que la mayor parte la he pasado miserable.
Esa es una de las principales razones por las que decidí traer una mascota a mi desolada casa. Desde que Chéster llegó a mi casa hace unos meses atrás, la soledad que pasaba en aquellas paredes pasaron a transformarse en la razón para querer regresar lo antes posible a casa.
Ahora al ser consciente que, por los proximos cinco días estara en casa una mujer que no es nada mío, no sé si vaya a ser un cobarde al prefereir quedarme hasta altas horas en el trabajo o un guerrero al asistir pocas horas y regresar a casa a seguir trabajando desde allí y así poder compartir tiempo con Nicole.
Las emociones que estoy sintiendo en los ultimos días no estoy seguro como clasificarlos, ¿serán destructivos o serán costructivos?
Con tantas experiencias que he vivido a lo largo de mis veintinueve años, dudo que sean sesaciones que puedan volver a costruir el alma destrozada que tengo.
Cierro la computadora y me levanto para ir a servirme una whisky en las rocas. Tengo muy presente las horas que son como para tomar algo tan fuerte como lo es el whisky, pero lo necesito para liberar aquellos turbios pensamientos que me empiezan a distorsionar la mente de lo importante.
Justo estoy por destapar la botella cuando Roberto me la quita de las manos.
—Ni se te ocurra beber una pizca de alcohol a estas horas que si no me harás deducir que estás volviendo a tu hábito de beber a la hora que sea y donde sea.
—Un trago no creo que me devuelva al vicio.
—Eso me decías antes, así que no me das más remedio que no confiar en tus palabras.
Suelto un gruñido, disgustado.
—Dejé de ser un alcohólico hace dos años. Créeme, me puedo controlar.
Roberto me termina de quitar el vaso de vidrio de la mano y, posteriormente, regresa tanto el vaso como la botella a su debido compartimento.
—Entonces si puedes controlarte debes saber que tomar alcohol a las once de la mañana no es nada sano para ti.
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Mientras Me Busques (1º) ©
RomansaDos personas. Dos mundos opuestos. Una relación falsa. Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero. Uno nunca se ha enamorado y...