Capítulo 8: Reflexionar

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Solo ocho meses, eso es lo que llevó aquí en este espantoso lugar y creo que lo más lamentable es que ninguna chica se ha podido ir, solo mueren una tras otra. Soy la última chica a la que secuestraron. Lo cual me alegra porque no le deseo a nadie está situación. 

Solo nos dan un comida a la semana y es la más asquerosa, cuando la comí por primera vez vomite a la hora, nos sueltan las manos y los pies todos los días solo por dos horas, donde hago lo posible por estirarme y caminar por la habitación a oscuras, ya que si me mantengo todo el día sentada o de rodillas mis piernas no van a poder caminar si es que me vienen a rescatar. 

¿Por qué soy la última que secuestraron? La verdad tengo una teoría, después de que desaparecí las noticias que nos daban los secuestradores era referente a todas nosotras, pero más hacia mí. Ya que por lo que me contaron mis padres unieron a todas las familias que su hija había desaparecido e hicieron contactos con muchas organizaciones especiales de estos casos. En fin, el punto es que nos están buscando, pero están tardando mucho. Y como prácticamente los descubrieron no pueden secuestrar a más chicas. 

Eramos nueve chicas ahora solo quedamos dos y lo peor es que no se el nombre de la chica que esta a mi lado esposada a la pata de una mesa de metal al igual que yo. Hemos estado así diez horas y ya no siento mis manos, ni siquiera los calambres son fuertes. Siento que si paso más tiempo así perderé la movilidad en estos. 

Veo como uno de los secuestradores se acerca a nosotras con una pistola y le apunta a la chica de al lado, yo empiezo a gritar o al menos lo intentó porque con la venda que tengo en la boca, es un poco difícil, ella solo llora en silencio. Mientras yo grito que no lo haga. 

-¡Ya callenla!-exclama el chico, en eso veo como otro se acerca a mí y me da una gran bofetada, fue tan dolorosa que me dolió durante dos días y luego se formó un pequeño moretón. Igual eso no me hizo callar seguí gritando y moviéndome con fuerza para que no le hicieran nada a la chica. 

Ella solo lloraba, mientras que el que le apuntaba no le daba la más mínima importancia a mis gritos sino solo hablaba con ella, y estaba segura que nada de lo que decía era bueno o tenía esa intención.  

Cuando vi que le iba a disparar voltee la cara, no podía ver eso. Pero otro secuestrador me agarro fuertemente de mi rostro y me hizo ver. Vi como la bala le atravesaba el cerebro tan rápido y provocandole una muerte tan instantánea que comencé a llorar. Y no solo fue eso sino que cuando la bala entro y salió de la chica me llenó el rostro de su sangre y eso me dio más asco que otra cosa. 

Fue tanto que ellos sabían que iba a vomitar por lo que me quitaron la venda y vomite, al lado del cadáver de la chica que acababan de matar.

-Siempre sucede la primera vez que presencias una muerte-dice uno de ellos con su acento ruso. Yo me voltee a mirarlo. 

-Son la peor basura que he conocido-dije fríamente y sin miedo a la consecuencia. Vi como la sonrisa de satisfacción se fue de su rostro y se tornó seria. Para así luego darme con su pistola en la cara y caer inconsciente. 

Desperté alterada podía sentir como mi corazón latía fuerte dentro de mí como si se quisiera salir, comencé a tocarme todo el cuerpo para saber de alguna manera que estaba bien y empecé a mirar a todos lados, hasta que me di cuenta que estaba bien, que estaba en mi cuarto. Y fue entonces cuando me entró el enojó. 

Me levanté de mi cama, me coloque mi ropa de boxear y baje al salón de ejercicio, apenas llegue allí no espere para colocarme los guantes solo comencé a golpear una y otra vez el saco, estaba tan molesta por esto, por lo que tuve que pasar y soportar.  Me dolía más mis pesadillas que eran recuerdos que mis manos por golpear el saco sin guantes. 

Amor en partes igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora