Capítulo 35: La primera

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Veo como Sabrina me mira atentamente, esperando a que suelte lo que estoy a punto de decir, tengo que aclarar todo antes, de que a ella le dé un ataque y crea que no puede querer a Marco, pienso que es necesario que ella sepa que Marco está en casa de Sara terminando la relación que nunca existió entre ellos.

-Marco está...en casa de Sara. Le está terminando, por decirlo de alguna manera-digo con toda la sinceridad y usando las menos palabras posible para no crear tanta confusión. Veo como la cara de Sabrina pasa de preocupación a felicidad.

-¿Es en serio?-pregunta como si no lo pudiera creer.

-¡En hora buena!-dice Nataly emocionada. En eso veo que una enfermera de cabello rojo intenso y ojos café oscuro se acerca a nuestra mesa.

-¿Jade Evans?-pregunta al verme

-Ehh...si-afirmó.

-Thomas ya está recibiendo visitas, pero me dijo que quería hablar con usted antes de que su padre y madre lo vean-me informa, yo miró a Nataly quien tiene una cara de tristeza y decepción como si quisiera que la enfermera la hubiera buscado a ella y no a mí, es entendible sé que quiere arreglar los problemas.

Luego miró a Sabrina quien me sonríe de oreja a oreja diciéndome que vaya y eso es suficiente para sentir fuerza suficiente para levantarme y no tambalearme.

Cuando me levanto la enfermera asiente y comienza a caminar delante de mí a paso firme. Al llegar al ascensor entramos en este ya que se encontraba aquí como si fuera una casualidad, al entrar veo que presiona el piso 5, este cierra las puertas y comienza a subir, cuando llegamos al piso, las puertas se abrieron de par en par.

Ella salió primero que yo y me guío hasta la séptima puerta del pasillo, cuando estuve parada afuera de esta, ella la abrió y yo pude entrar. Apenas lo hice sentí como el calor se apoderaba de mí cuerpo, en eso me di cuenta de que el aire acondicionado no estaba encendido.

Quizás Thomas tenga frío.

Luego de ver toda la habitación la cual no era tan grande, tenía un tamaño promedio, igual aquí no necesitan habitaciones tan grandes si solo te la pasas acostado en la cama. Cuando por fin mire a Thomas, lo vi acostado en la cama mirándome atentamente, tenía su pierna y su brazo colocado en un yeso, en la cara tenía muchos rasguños y se veía extremadamente cansado, en eso siento como los nervios se apoderan de mí y me empieza entrar el pánico.

¿Qué se supone que le diga? ¿Qué lo siento? ¿Qué me perdone? Ni siquiera sé por dónde empezar, todo es un laberinto en mi cabeza, mis ideas no están muy bien organizada.

-¿Puedes acercarte?-pregunta luego de ver que no me muevo de la puerta, suelto un suspiro al escucharlo, en verdad estaba a punto de irme.

-Sí, claro-es lo único que digo antes de caminar hacia él y sentarme en la orilla de la cama. Cuando me senté empecé analizar su rostro, el cual tenía varios rasguños y su ceja derecha estaba rota al igual que su labio.

-Lo siento...por todo, me comporte como un idiota-dice luego de un tiempo de silencio.

-Yo también lo siento, no debí dejar que te fueras-

-Me lo merecía-

-Nadie se merece tener un accidente y luego caer por un arroyo-explicó

-Es cierto, pero me porte muy mal contigo. Te dije cosas muy feas, que no eran ciertas. Creo que eres una persona muy fuerte-explica.

-Tranquilo Thomas, no tienes nada que explicar, sé que estabas borracho-digo, veo como sus ojos comienzan a humedecerse.

-No llores-le suplicó, él comienza a negar pero veo como las lágrimas comienzan a salir por sus ojos. Yo me acerco y lo abrazo con mucho cuidado siento como él me lo devuelve con su brazo bueno.

Amor en partes igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora