Cuando desperté, no sabía dónde me encontraba. Demoré unos segundos en acostumbrarme a la luz. Cuándo pude ver con claridad, reconocí el lugar. Estaba en la enfermería del Instituto. Traté de incorporarme pero una fuerte punzada me lo impidió. Solté un gemido.
Algo se movió al lado mío. Giré la cabeza para poder ver, me encontré con Jace. Tenía cara de recién despertado. Estaba sentado en un sillón y tenía toda la ropa arrugada. Había dormido allí. Pasee mi mirada por la habitación y rápidamente me encontré con Izzy y Alec. Ellos todavía estaban dormidos. Cuando volví a posar mi mirada en Jace, él me estaba dando una taza con un contenido caliente. La tomé entre mis manos, el calor era reconfortante. Bebí el contenido de la taza, era dulce, y enseguida me sentí mejor.
-¿Qué fue lo que pasó? –Me preguntó una vez que terminé el líquido.
Recordaba haber ido al Pandemonium. Sabía que había luchado con un demonio y había vuelto con mucho esfuerzo al Instituto, pero no recordaba el por qué. Mientras le contaba lo que recordaba a Jace, Izzy y Alec se despertaron, aunque se mantuvieron en silencio.
-Hay algo más que tenemos que decirte- Me dijo Izzy muy seria. -No sé si lo recuerdas, pero cuando llegaste estabas cubierta en una sustancia plateada- Hizo una pausa.
Recordé un pequeño fragmento de la noche anterior. Estaba cubierta en Mo Cheng. No era la primera vez que la veía. En mi casa, mi padre me había hecho probarla, para luego resistirme a ella. Eran cantidades pequeñas por lo que no tenía efectos secundarios, pero de todas formas provocaban abstinencia.
-El Mo Cheng se prepara con polvo de hadas y Yin Fen en cantidades iguales, pero esta mezcla tenía un gran porcentaje de Yin Fen, mientras que casi no tenía polvo de hadas. La mezcla era muy fuerte. Esto, sumado al veneno del demoño que había entrado en tu sistema fue demasiado para tu cuerpo. Los Hermanos lograron reducir al máximo los efectos del veneno, pero eso aumentó el efecto del Yin Fen. Tu cuerpo estaba muy débil y tu corazón se detuvo. Los hermanos hicieron todo lo que pudieron, y gracias al Ángel estás viva.
-Pero soy una adicta- La interrumpí. Bajé la mirada a la taza en la que había estado el líquido que me dio Jace. Por primera vez, notaba el color tan peculiar que tenía, color plata. Todavía quedaba un poco de polvo en el fondo de la taza sin disolver.
-Los Hermanos tuvieron que darte grandes cantidades de Yin Fen para que sobrevivieras y esto se tradujo de dos formas. Una en tu aspecto físico- Dijo mientras dejaba un espejo de mano a los pies de la cama- Y la segunda en la cantidad de Yin Fen que debes tomar.
Nadie lo dijo, pero todos lo sabíamos. Cuanto más Yin Fen tomas. Más corta es tu vida. Lo que me estaba queriendo decir Alec, era que no sabía cuánto viviría.
-Lo sabremos en los próximos días- Dijo Jace.
No supe que hacer. Me aterraba ver el espejo, pero tampoco sabía que decir. Por lo que no hice nada. Me quedé mirando al frente mío, en mis pensamientos. Lo que más me aterraba era morirme y no haber podido sacar a John de casa...
Jace les dijo algo a los chicos y ellos se fueron, pero no registré qué. Todo me parecía ajeno. Estaba envuelta en mi mente y no lograba salir de todos esos malos pensamientos que me estaban atormentando. Me dibujó un Iratze en mi brazo. El ardor de la estela contra mi piel logró sacarme de mi mente. Lo miré a los ojos, debía de tener una mirada realmente asustada. Me ayudó a incorporarme a una posición más cómoda de la que estaba y tomó el espejo. Lo puso entre mis manos y lentamente las guió para que yo pudiera ver mi reflejo. Hizo todo con gran cautela, casi que pidiendo permiso con su mirada. Yo dejé que lo hiciera. Lo que vi en el espejo fue impactante. Mi cabello antes rojo fuego, estaba todo descolorido a un rojo muy pálido. Tenía mechones que eran totalmente grises. Del mismo color que el Yin Fen. Había perdido color de piel y estaba muy pálida. Si un mundano me viera, diría que parecía un fantasma.
Él bajó el espejo lentamente. Ninguno de los dos dijo nada. Solo me abrazó. Por primera vez desde que había despertado sentía un poco de calor. Me permití llorar. No fue un llanto escandaloso, sino uno suave y silencioso.
-Todo va a estar bien- Fue lo único que dijo.
No le contesté, me limité a abrazarlo más fuerte. Nos quedamos en esa posición un largo rato. Hasta que poco a poco me fui quedando dormida. Los Iratzes producen ese efecto y yo no luché para quedarme despierta. Estaba realmente cansada. No era un cansancio físico, sino cansancio del alma. Nunca supe que pasó después. Sé que Jace se quedó conmigo. Sentía su presencia. Pero esta vez, no soñé nada.
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Una Historia Diferente De Cazadores De Sombras
Teen FictionEsta es una historia creada por mí, basada en Cazadores de Sombras de la fabulosa Cassandra Clare. En esta historia, Clary vivió toda su vida con su padre Valentine, pero al terminar su entrenamiento ella decide irse a vivir al Instituto de Madrid...