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Katerine's POV:

El hombre conducía el coche lentamente, no quería ir rápido debido al sueño que tenía, y lo último que deseaba en aquel momento era dar un viajecito al hospital. Se mantenía en silencio, y si eso era lo que quería, no iba a ser yo quien lo rompiera, por muy agradecida que estuviera, también estaba avergonzada.

Tras media hora más o menos de trayecto, llegamos a un edificio muy lujoso. Conway metió el coche en el garaje que se encontraba a la izquierda de éste, y aparcó el coche en un parking reservado para propietarios. A continuación abrió su puerta y bajó del coche, no sin antes soltarme un brusco:

-Baja. -yo asentí, y rápidamente hice lo que se me había ordenado. -Sígueme.

-Diez cuatro, señor. -salí del coche intentando por todos los medios mantener el equilibrio, no estaba por la labor de cagarla otra vez.

Le seguí hasta un ascensor, el cual iba directo hasta el descansillo de su piso, manteniendo aún el toque lujoso en la decoración.

-Pasa. -En su voz se notaba el cansancio, así que obedecí sus órdenes buscando que no se estresara aún más.

Entré en el piso, el cual era espectacular: constaba una decoración moderna, aunque con su toque clásico. En ésta, los colores predominantes eran el negro y el blanco, que solo se ausentaba en las plantas decorativas que habían repartidas por todo el lugar, colocadas en macetas de corte moderno. Lo que más me gustó de todo el piso, fue el concepto abierto del salón cocina comedor, terminando en un sin fin de ventanas, desde las cuales podían verse todas las edificaciones de la ciudad. Me quedé embobada con tanto lujo y belleza arquitectónica, puesto que el piso de mi hermano era increíble, pero este era más de mi estilo.

-Arriba está la habitación, tráeme una almohada que yo dormiré hoy aquí. -me dijo, mientras bebía un vaso de agua en la cocina.

-No puedo permitirle dormir en el sofá, así que déjeme quedarme a mí. Ya ha hecho usted demasiado por mi falta de responsabilidad. -le dije seria, no quería que encima de desvelarle, durmiera incómodo por mi culpa.

-Es una orden, gatita. Y tú acatas muy bien las órdenes, ¿verdad que sí? -me dijo, mientras caminaba hacia el salón trayendo consigo una leve sonrisa.

-Como usted diga, señor. Pero le debo una, recuérdelo.

-Ya me lo pagarás, te voy a dar bien por culo mañana en el entrenamiento general. -se sentó en el sillón y cerró los ojos. -La habitación está subiendo las escaleras, a la izquierda. La cama tiene dos almohadas, así que con que me traigas una y la otra te la quedes tú, va.

Simplemente asentí y me dirigí hacia las escaleras, subiéndolas con bastante esmero, y mareos, para qué mentir. Me incomodaba esta situación puesto que yo iba bastante mal aún, aunque no tanto como cuando mantuve la conversación con Greco.

Iba por la mitad de las escaleras, pero mi pie de pronto falló e hizo que cayera por éstas de una manera ruidosa y espantosa. Casi al llegar al final, miré el suelo con terror, antes de cerrar los ojos con brusquedad, me iba a dar una hostia espectacular.

Y hubiera sido así si unos fuertes brazos no me hubieran retenido.

Conway, estaba debajo de mí, ya que por el impacto, habíamos perdido el equilibrio, acabando ambos en el suelo. Y aunque amortiguó mi golpe con su cuerpo, la ostia había sido dura, aunque más para su espalda.

Estaba rodeándome el cuerpo con sus brazos, y yo tenía las manos en su pecho, y los ojos cerrados. Oí un leve quejido en mi oído, y no pude más.

-¿De qué cojones te ríes?-estaba descojonada, apoyando mi cabeza en su pecho, justo por debajo de su mandíbula.

-Me acabo de caer de las escaleras. -y así, sin saber cómo, mi risa empezó a incrementar. No sé si era por el hecho de estar nerviosa, borracha, en posición horizontal, o tan cerca de aquel hombre que tanto imponía a las personas.

Curiosidad. (Jack Conway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora