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OPCIÓN 🅰️

Narradora.
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Ojalá pudiera contaros que Katerine llegó a aquel bar de mala muerte y obligó a aquel ebrio hombre a levantarse y a volver a su casa. Ojalá pudiera contaros que cuando el alcohol no estuvo tan presente en el organismo de aquel hombre solucionaron las cosas como debieron haber hecho desde hacía mucho tiempo. Y ojalá pudiera contaros, que los dos se encontraban mostrándose todo el amor que sentían el uno por el otro a la única manera que ambos sabían: besándose hasta quedarse sin respiración.

Ojalá pudiera contaros todo esto, como si en verdad fuera lo que pasó. Pero no puedo, puesto que la realidad era completamente distinta.

Empezaré hablando de Conway, el cual acababa de sufrir un leve coma etílico que por suerte no se había complicado demasiado, perdida de conocimiento y punto.

Sin embargo, alguien sí que había llegado a aquel bar para recogerlo y pagar sus cuentas... Y era uno de los hermanos Volkov, pero no el que él se esperaba.

Actualmente se encontraba abriendo los ojos lentamente, notando un pinchazo en la parte interior de éstos bastante generalizado. Se repartía por toda la banda posterior de su cabeza, y casi no podía levantarse de lo que parecía ser el sillón trasero de un coche bastante grande, debido a los botes y saltos que pegaba éste dada la acelerada velocidad que portaba.

-¿Dónde... Dónde estoy? -preguntó más a sí mismo que al conductor del vehículo, el cual estaba tan sumamente alterado que ni cuenta se dio de que su adormilado acompañante acababa de recobrar la consciencia.

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Por otro lado tenemos a Volkov. Víctor Volkov.

Éste, por su parte, no podía dejar de traer a su mente flashbacks de momentos vividos con su hermana a la par que conducía extremadamente rápido por aquella desolada carretera. Era de noche, y nada recomendable ir así de rápido, en ese estado, a aquellas horas.

Sin embargo, su actitud era completamente comprensible. Me explico:

Tras haber llegado al apartamento que compartía con Katerine, la buscó por todas partes, sin ningún tipo de resultado. La llamó varias veces, con el mismo final. Llamó a sus amigos, Greco, Gustabo y Horacio entre ellos, no solía salir con mucha más gente. Hasta que de repente decidió mirar los mensajes que tenía... Y había solo uno, uno de Katerine, y daba la casualidad de que era una ubicación.

Sus nervios aumentaron paulatinamente cada vez que veía que quedaba menos hasta llegar allí y aún seguía sin ver un lugar medianamente normal como para quedar con él.

Vaya sorpresa se llevó aquel pobre hombre al descubrir el vehículo de su hermana vacío, junto a sus pertenencias y marcas de forcejeos. Su corazón salió disparado en cuanto vio marcas de sangre en el GPS del coche, el cual marcaba una ubicacion en el norte.

No tardó mucho en ir rumbo a aquella ubicación, sin siquiera pararse a pensar en las posibilidades de que ella estuviera en peligro o que simplemente pudiera ser una trampa.

Al llegar, no pudo sorprenderle más ver al superintendente tirado encima de la barra, y al hablar con el camarero del lugar, entendió todo.

Katerine había salido a buscar a aquel hombre... Pero no había conseguido su propósito por algo.

¿¡Dónde coño estaba su hermana!?

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Y por último, tenemos a Katerine. Encerrada en la parte trasera de una furgoneta blindada, y con un gran golpe en la cabeza que sin duda la habría dejado tocada.

Curiosidad. (Jack Conway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora