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Conway's POV:
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Conducía tranquilamente por las calles de esta podrida ciudad, mientras miraba de reojo y por el cristal del retrovisor a Katerine, la cual miraba con elegancia por el cristal de su ventana, dejándome ver únicamente la parte lateral de su rostro.

No tenía ganas de hablar con ella de lo sucedido en el hospital, puesto que ni yo sabía lo que había ocurrido. Si bien ya me habían dado brotes con anterioridad debido a mí trastorno, nunca me habían dado de aquella manera tan peculiar, y menos aún había confundido a alguna persona con alguien de mi pasado.

Cuando me daban aquellos brotes, normalmente solo me volvía loco intentando encontrar a Roy, o simplemente intentaba por todos los medios llegar a mi base... En cambio, aquella vez había confundido a mi exmujer con Katerine, hasta el punto de llegarla a besar.

Y sí, era muy, muy, muy consciente de que la había besado en más de una ocasión, pero a la vez me confundía el echo de que ella no me hubiera apartado.

De echo, el recuerdo de la azotea, en el que yo la agarraba firmemente de la cintura a la vez que ella pasaba los brazos sobre mi cuello mientras nos besábamos con fiereza, no se conseguía eliminar de mi cabeza, por más que lo intentara.

Mi mente repetía aquel momento en bucle, haciéndome sentir como un puto loco, y haciendo que mis nervios se notaran a flor de piel. Gracias a aquel recuerdo, mis mejillas cobraban cada vez más temperatura, y por ende, se enrojecían cada vez más.

Decidí parar un momento el coche y bajarme de este sin dar ningún tipo de explicación a la chica, la cual me miraba confusa desde el asiento del copiloto. Necesitaba relajarme antes de seguir con el trayecto, puesto que estaba tan desorientado que ni siquiera sabía qué pedal estaba pisando, y eso podría conllevar muy seguramente un accidente de tráfico bastante grave.

Una vez fuera, saqué mi tan querida cajetilla de cigarros y me puse uno de ellos en la boca, guardándola nuevamente en mi bolsillo. Posteriormente saqué mi mechero del bolsillo trasero y prendí el cigarro cortando el viento con mi mano libre.

Estaba apoyado en el coche, justo en la parte que separaba la puerta delantera con la trasera, y me dediqué a mirar las vistas que me otorgaba la carretera hacia una tienda de ropa, la cual se encontraba justo al otro lado de la calle.

De pronto, noté cómo el coche se tambaleaba levemente, dejando paso al estruendoso ruido de una puerta de coche al cerrarse.

Supe por aquello que Katerine se había bajado del coche, y que seguramente ahora mismo lo estuviera rodeando para colocarse justo en frente de mí, casi al borde de la carretera.

-¿Me podrías decir por favor qué te pasa? -me preguntó de repente cruzándose de brazos y mirándome con una de sus cejas ligeramente levantada.

-Nada. -respondí en un tono bastante seco, y ella frunció los labios como solía hacerlo. Me reprendí mentalmente por no poder parar de mirar a sus labios.

-Vale, Jack. Haz lo que quieras. -dijo cansada, volviendo a poner rumbo hacia el coche.

En un movimiento en falso, uno de sus pies resbaló contra la carretera, haciendo que ella perdiera en poco tiempo su equilibrio por completo. En un movimiento rápido solté el cigarro que estaba a mitad, tirándolo al suelo, para después agarrar con mis dos brazos a Katerine y tirarnos juntos hacia un lado, apartandola completamente de la carretera, y cayendo ambos sobre el duro cemento de la acera.

Justo en aquel momento un gran camión de basuras pasó a nuestro lado, pitando estruendosamente con la bocina.

-¡Cuidao' coño! -gritó uno de los que iba detrás, y al ver que se trataba de mí a quien había casi atropellado, los colores desaparecieron completamente de su sucio rostro. -¡Tú, tú, acelera que es el supercongay ese!

Curiosidad. (Jack Conway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora