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Katerine's POV:

Actualmente me encontraba tumbada en una camilla, mientras me cosían nuevamente los dos condenados puntos que siempre se abrían.

Por desgracia, no me encontraba sola en la sala, ni mucho menos a decir verdad. Estaba rodeada de seis hombres, y ninguno de ellos era especialmente necesario en aquel momento menos uno: El doctor Muerte.

A parte de él, que se encontraba tratando de sanar mis heridas, me acompañaban repartidos por la sala: Horacio, Gustabo, Leónidas, Ivannov, Greco y por último... Conway.

Horacio y Gustabo se encontraban juntos como siempre, en una de las esquinas de la habitación, cuchicheando y riendo por lo bajo. Leonidas, Greco, e Ivannov se encontraban hablando tranquilamente en la parte de la sala que contaba con varias sillas, estando el más joven y el de la barba sentados, y el Búlgaro de pie en frente de ambos. Mientras tanto, aquí estaba yo, con los otros dos hombres que restaban a los dos lados de la cama en la que me encontraba: Claudio se encontraba habiendo su trabajo tranquilamente, mientras que Jack estaba a mi lado, con cara de pocos amigos, y farfullando insultos y demás amenazas por lo bajo.

Me estaba agarrando la mano, puesto que desde que pronunció las palabras: "Vale, pero ella no se va de mi lado." En la azotea, Se había dedicado a cumplirlas extrictamente, y al pie de la letra.

-Mira por dónde tocas, doctorcito de los cojones... -gruñó Jack, apretando más mi mano con la suya, y lanzándole una mirada mordaz al pobre médico que solo trataba de finalizar con su labor.

Sin duda aquel doctor era una gran persona, y tenía una paciencia que pocos lograrían tener en su vida, a parte de que hacía muy bien su trabajo: los puntos que ya estaban cosidos, parecían tener muy buena pinta. No creo que se vayan a soltar más, o al menos si no hago algún movimiento extremadamente brusco.

-Solo hago mi trabajo, señor Superintendente. -dijo cansado, aunque sin perder su tono amable que tanto le caracterizaba. También he de decir que era la cuarta vez que Jack le había amenazado, y que en una de ellas, estuvo a punto de recibir un puñetazo.

-¡Que no soy puto madero, cojones! -se levantó en acto amenazante, y yo solo le miré severamente. Le tiré de la mano y se sentó, aún con semblante serio.

-Jack, por favor. -le dije cansada, se estaba comportando como un niño pequeño, y mi paciencia se estaba agotando con una rapidez monumental.

-Vale... -miró hacia otro lado, mientras que Claudio terminaba de ponerme los vendajes.

-Señorita Kater... -le miré señalando con los ojos a Jack, y él rectificó. -Digo Julia...

-Dígame. -le dije nerviosa, esperaba con todas mis fuerzas que Conway no hubiera escuchado la primera parte de aquella frase.

-Técnicamente su herida no debería abrirse más, pero obviamente debe de tener muchísimo cuidado. -me habló después de girarse, mientras se retiraba los guantes y dejaba todos los utensilios utilizados anteriormente sobre una bandeja de metal. -Podrá asistir al trabajo, pero nada de movimientos bruscos y acciones arriesgadas.

-Pues va jodida. -añadió Ivannov desde una esquina, con tono divertido.

-Que te calles, gilipollas. -le respondió Jack, saliendo en mi defensa.

-A quién vas a llamar tú gilipollas con esa cara que me llevas.-le respondió con una sonrisa, y cruzándose de brazos.

-Ouhhhh... -Horacio y Gustabo dejaron de cuchichear por fin, aunque fuera solo para meter mierda por detrás.

-Lo que te ha dicho, ¿eh? -añadió Leonidas, empeorando aún más la situación.

-Me cago en la puta... -Susurró Greco, llevándose una mano a la frente.

Curiosidad. (Jack Conway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora