Curiosidad. (Jack Conway)

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Katerine's POV.
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Mente en blanco, vacía, ausente. Completamente fuera de cualquier escenario posible. Mirada en el techo, firme, inmóvil. Cuerpo un poco más de lo mismo, ¿qué me pasa? Mi cara, empapada. Mis ojos, hinchados y adoloridos. Mi boca, seca y ausente de cualquier tipo de sonrisa o atisbo de una. Mis manos sujetas a pañuelos infinitos que se esparcen por toda mi cama.Y por último mi situación: me encuentro más sola que nunca.

Tres y cuarto de la tarde, nunca me había levantado a tales horas del mediodía. Me sentía inútil, me sentía utilizada, realmente mal. Si ya de por sí las inseguridades que tenía me comían la cabeza diariamente, esto solo sería un alimento más para ellas.

Mi cuerpo no quería reaccionar a los estímulos que le estaba mandando, no quería moverse, quería quedarse ahí hasta el día de mi muerte. Y sinceramente, yo también quería eso, por más exagerado que pareciera.

Sin duda, anoche fue una de las pocas noches que puedo denominar como la mejor, y la peor a la vez. Todo en ella fue perfecto, pero cómo no: las malas desiciones entran en la situación y joden todo.

Aunque, por más que me jodiera, llevo toda la puta noche preguntándome algo... ¿Jack tuvo toda la culpa?

Digo, es normal que se sienta traicionado... Hasta yo pensaba que acabaríamos besándonos... Pero aunque me lo pregunte mil y una vez, la respuesta es no.

No puedo justificar una actuación tan denigrante por su parte, sea la situación que sea. Me humilló, me faltó al respeto, me dejó como la mala, y lo único que debería haber hecho es hacer un mínimo esfuerzo por entenderme.

Él era un hombre viudo, perdidamente enamorado de su mujer fallecida, la cual reflejaba en mi persona. Yo simplemente soy un salvavidas en un océano inmenso del que nadie lo va a poder sacar, y me utilizará hasta que muera por otras causas que no sean el ahogamiento. Y yo, de mientras, probablemente ceda ante ese destino, puesto que cada día que pasa, ese hombre me cautiva más y más... Ayer, logré controlarme gracias a un impulso inconsciente... Pero... ¿Y si no vuelvo a tener esos impulsos?

Me dejaré utilizar. Me camelará con sus palabras vacías y sus promesas imposibles... Me llenará de dulces mentiras y momentos extrañables. Y en todo esto... Me cabrea que yo solo tenga el papel de "la segunda".

Pero supongo que así ha de ser... Siempre ha sido así.

Llevaba diez minutos despierta y ya estaba llorando... ¿Quién me había mandado a enamorarme de tremendo gilipollas?

Busqué mi móvil como pude en la mesilla de noche, intentando diferenciarlo del resto de objetos dada mi borrosa vista. Una vez lo tuve en mano, tras desbloquearlo, entré a mi lista de contactos, buscando a la única persona que creía que me podría ayudar sin ningún tipo de problema.

Primero pensé en mi hermano, pero probablemente estuviera con Horacio patrullando, y de muy buena mano sé que no está pendiente al móvil ni cuando patrulla, ni cuando está con Horacio. Así que ambos están más que descartados.

Pensé en Gustabo, pero recordé que había dicho que hoy no estaría en la ciudad por algunos trámites, de ello viene que Horacio y Volkov estén juntos.

Mi siguiente contacto en la lista, por más que me doliera, era Jack Conway... El cual se había auto agregado mientras yo dormía como "Dios". Reí amargamente al recordar el día en el que le pregunté por qué tenía a Dios agendado en el móvil, y como siempre, respondió como solo él sabía hacerlo...
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-Conway, ¿sabes usted por qué coño tengo a un tal "Dios" agendado en mi lista de contactos? -pregunté sobándome un ojo con pereza mientras salía de su habitación, había dormido junto a él como siempre, pero él usualmente se levantaba el primero para preparar el desayuno.