Norman I (1)

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Krone fue una mujer difícil de matar.

No porque la haya subestimado, en ningún momento fue así. Pero sí que le tomó mucho tiempo hacer que su muerte pareciera un simple accidente.

Afortunadamente, eligió un día lluvioso como precaución. El mal clima siempre es bueno para ocultar evidencia.

Norman se encontraba satisfecho consigo mismo. Memorizar el caótico horario de la mujer, falsificar los documentos médicos e introducir la anestesia sin ser atrapado ni dejar rastro tomó demasiado tiempo. La habilidosa ladrona Krone fue lo suficientemente inteligente para notar que algo andaba mal con el contenido de su botella de agua. Pero no es que importara, ya era demasiado tarde y no tuvo tiempo para saltar del auto.

Su cuerpo no fue lo suficientemente rápido.

La ladrona se salió del camino, se estrelló. Tomaría al menos una semana para que alguien encontrar su cuerpo.

Norman estaba cansado, empapado a pesar de tener un paraguas, pero Krone estaba muerta y él recuperó sus anillos. Un éxito rotundo.

Se merecía una recompensa.

Esa pequeña cafetería se veía bien.

Al entrar se encontró con una cálida atmósfera y cómodas sillas que lo convencieron de quedarse para dejar que su adrenalina desapareciera por completo.

Había un joven con expresión aburrida en el mostrador, un poco mayor que Norman, muy guapo. Parecía estar solo. No había compañeros de trabajo ni clientes a la vista.

El hombre se sorprendió, no esperaba que llegara ningún cliente con ese clima. Una vez pasada la sorpresa, frunció el ceño al notar que estaba empapando el piso.

— Hay un baño al lado de la entrada, debería secarse allí y pedir algo caliente.

Norman lo miró fijamente al ojo que no estaba cubierto por su flequillo -gris, qué color tan peculiar- y sonrió tímidamente.

— Eso suena bien. Mientras me cambio, ¿podría prepararme algo?— observó brevemente las opciones que se exhibían. Eran muchas... Decidió que elegiría los clásicos. —¿Podría darme un chocolate caliente y un brownie?—

El hombre, que desafortunadamente no tenía una etiqueta con su nombre en el delantal, miró su mochila y asintió antes de ponerse a trabajar.

Cuando Norman regresó del baño, ahora vestido con un suéter negro y un cardigan blanco, el pelinegro ya tenía su orden en la mano.

Tomó un sorbo del chocolate caliente, y se sorprendió de lo exquisito que era. Lo que sea que hubiera ahí sin dudas era más que sólo chocolate y leche. Quería seguir bebiendo, aún si existía el riesgo de quemarse la lengua.

Después de un rato terminó por beberlo todo, y pidió una segunda ronda al notar que ya no tenía con qué beber su brownie. El hombre sonrió como si esperara su reacción.

— Enseguida.

Y esta vez Norman lo vio maniobrar leche, chocolate, cacao, crema, canela y un ingrediente que no reconoció al no ser experto. Lo hizo de manera impecable y sin ningún movimiento innecesario por parte de sus dedos.

— Ahí tiene.

Norman recogió su orden con asombro y sonriendo dijo. — Gracias, ¿señor... ?—

— Ray.— respondió la pregunta indirecta.

— Eso fue impresionante, Ray. ¡Solo te tomó quince segundos!— su sonrisa se ensanchó, y vió al panadero parpadear.

To Die For [traducción] [TPN/Norray]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora