CAPÍTULO 55

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Salgo media atontada de dirección y una vez en el aula me aíslo de todo lo que sucede alrededor sólo para ver a Bruno. No noto en él nada diferente, no hay cambios que me permitan descubrir si es cierto lo que me dijo la directora.

"Problemas de autoestima" "Sufre en silencio" "Se considera inferior a los demás" "No confía en sí mismo" "Se culpa de todo lo que sucede alrededor". Todas estas frases dan vueltas por mi mente desde que se las escuché decir a la directora para describir lo que le está pasando a Bruno.

Al principio creía que era mentira, sé poco sobre estos problemas, pero lo poco que sabía es que son personas que se aíslan de todos, que son tímidos y que no buscan llamar la atención, y a mí Bruno no me parece tímido, lo considero bastante charlatán, y tampoco considero que se aísle, sin embargo, la directora me hizo ver que tengo esa impresión de él, porque soy o fui su amiga, y que por eso, conmigo se animaba a soltarse y hablar de cosas que con los demás no lo hacía.

Aunque, a mí también me ocultaba secretos, nunca me contó de esto que le pasaba, y yo fui demasiado tonta como para no darme cuenta, me deje engañar por la apariencia que él intentaba mostrarme y quizás nunca llegué a conocerlo realmente.

Me reprocho por no haber insistido en qué me cuente como se sentía respecto al abandono de su padre y a la actitud de su madre, tontamente creía que mejor amiga era la que no intentaba obligarlo a hablar de aquello que él no quería, que respetaba sus silencios y se alegraba de lo poco que le contaba, cuando en realidad mejor amiga hubiese sido si generaba en él la confianza necesaria para que se animase a contarme lo que sentía, lo que le pasaba y lo que intentaba encubrir.

— Basta, sé que te estás culpando... —escucho la voz de Emily y sacudo mi cabeza hacia todos lados para despejar mi mente y prestar atención a lo que me quiere decir—. ¡Tenes que darte cuenta que no podías haber hecho nada, no es tu culpa! —me volteo para verla y ella añade—. No llores Abril.

Llevo inconscientemente mi mano hacia mi rostro y recién ahí descubro que estoy llorando, no sé cuando empecé a hacerlo pero ahora no puedo detenerme, es inútil que Emily intenté calmarme diciéndome que no es mi culpa, sé que tengo responsabilidad en esto, si tan sólo hubiese estado cuando él me necesitaba...

No puedo controlar mis sollozos y ante el silencio inoportuno que hay en el aula todos los escuchan y voltean para identificar de dónde proceden, una vez que me identifican se me quedan mirando, no quiero ser el centro de la atención así que le pido a la profesora para ir al baño, ella acepta preocupada y le pide a Emily que me acompañe, sin embargo, yo niego con mi cabeza, necesito estar sola y pensar.

Una vez fuera del aula, camino rápidamente al baño, me lavo la cara y miro mi reflejo en el espejo que se encuentra frente al lavabo.

Ignoro el maquillaje corrido y me concentro en mis ojos, estos ojos que no vieron lo que estaba pasando, que no me advirtieron qué Bruno necesitaba mi ayuda.

Si tan sólo hubiese estado, él no hubiese caído en la bajeza de vender droga.

Recuerdo la proposición de la directora y me secó la cara, intentando arreglar lo más posible mi maquillaje para no andar llamando la atención en los pasillos del colegio, de igual modo, al salir del baño, algunos de los tantos paseantes que hacen tiempo para no entrar a sus respectivas aulas, me ven pasar y clavan su mirada en mi cara, sin duda preguntándose a sí mismos que es lo que me pasa.

***

Golpeo débilmente la puerta, preguntándome si está bien lo que estoy haciendo: ¿Debo hablar con Bruno para que sea él quién me cuente o debo actuar tras sus espaldas hablando con su psicóloga para que me informe de lo que está sucediendo? No tengo tiempo de responderme porque escucho unos pasos que se acercan a la puerta y unos segundos más tarde ésta se abre.

Éramos un par de farsantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora