ÚLTIMO CAPÍTULO

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Hoy se cumplen tres meses de aquel día en que mamá perdió al bebé, en el que papá perdió a su hijo y Mora y yo a nuestro hermano. Hoy puedo decir que las cosas van volviendo a la normalidad, si es que eso es posible, aún nos duele su pérdida pero estamos poniendo nuestras cabezas en otras cosas para intentar salir de este vacío en que nos hundimos al enterarnos.

Mamá ya está mejor de la infección que tuvo y que le provoco el aborto, papá está pensando hacer un viaje para que podamos despejarnos y disfrutar del verano, pero más que nada para volver a unirnos como familia y así atravesar juntos esta situación.

Mora... Bueno Mora, es un caso aparte, ella se distanció de todos, solo la vemos a la hora de la cena porque se pasa los días encerrada en su habitación, muchas veces la encontré llorosa yendo a buscar agua a la cocina en plena madrugada, y siempre que quise hablarle de este tema ella encontraba una excusa para dejarme hablando sola. Dejó su canal de Youtube, abandonó su sueño, pasaron meses de su último vídeo, sus seguidores la extrañan y la apremian para que vuelva a su canal, incluso muchos de mis seguidores me piden que interceda para convencerla, lo intenté pero aún el día de hoy no obtengo resultados.

Yo estoy mejor, fue muy importante el amor que me brindo Fabri durante todo este tiempo, sus planes improvisados y sus llamadas me dejan siempre de buen humor y me hacen olvidar por un rato como cambiaron las cosas en casa.

Porque, desde ese día muchas cosas se alteraron: ya casi no se escucha música en casa, nadie ríe, y se hacen largos silencios cuando estamos todos juntos en la mesa. Es como si hubiésemos perdido la chispa, el cable que nos unía, es por eso que papá insiste en dejar todo atrás e irnos de vacaciones durante un mes, yo estoy de acuerdo con él, pasar tiempo juntos, y hablar sobre lo que nos generó esta pérdida y nuestros sentimientos respecto a ello, será la única forma de volver a unirnos como familia.

Pero, bueno, volvamos a Fabri, él me dio muchas alegrías en estos últimos meses. Habló de mí con su madre, le aclaro que estábamos de novios y le pidió que no insistiese más con organizarles comidas con otras chicas porque él está enamorado de mí, así como yo lo estoy de él. ¿No es un amor?

Virginia, seguramente conmovida por la situación que tuvimos que atravesar, acepto que su hijo esté de novio conmigo, no sin cierta reticencia, fui invitada a comer con mis suegros y cuñaditos. Fue una noche muy agradable, Fabri estuvo muy atento, su padre muy simpático charlando sin parar, y sus hermanos interviniendo a cada rato haciéndome reír.

Un momento que jamás voy a olvidar fue cuando los gemelos me dijeron que a falta de mi hermano los tengo a ellos, Fabri los miro sorprendido, sin duda no le gusto que me recuerden lo sucedido, pero a mí me lleno el corazón de amor y di una vuelta alrededor de la mesa para abrazarlos fuertemente. Realmente esos dos pequeños se ganaron un espacio en mi corazón, junto con su hermano con el que ya llevamos varios meses de novios disfrutando de estar juntos.

Fabri al ver que abrazaba a sus hermanos se acercó poniendo cara de cachorro mojado para reclamar también un poco de amor, y yo olvidando por un momento a sus padres lo besé allí mismo hasta que mi suegra empezó a toser para hacernos notar su presencia. Nos despegamos con las mejillas coloradas y ella nos dijo:

— Demasiadas muestras de afecto por hoy —nos dijo y nosotros no quisimos arruinar su buen humor y su predisposición a aceptar nuestro noviazgo así que volvimos a sentarnos en la mesa—. Contame Abril, ¿por qué le insistis a mi niño para perder el tiempo en ese taller de canto? —me preguntó mi suegra.

Sí, Fabri asistió a esas clases, y mejoro muchísimo no sólo cantando sino en la confianza en sí mismo, empezó a creer que si podría dedicarse a la música y se animó a hablar con su madre y a exponerle sus deseos por dedicase a la música, Virginia primero lanzó el grito en el cielo y quiso hacerlo desistir de ese sueño, pero al ver que eso era imposible, se amigó con la idea y prometió ayudarlo y apoyarlo siempre. 

Éramos un par de farsantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora