Capítulo 3

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Lola y Camilo habían llegado. Miré a mi amiga y le sonreí, aunque por dentro quería matarla por haberme dejado sola con Trueno.

- Estaba cerrada la tienda. No compramos nada. - me dijo ella.

- ¿Por qué tardaron tanto? - le pregunté yo, poniéndole una sonrisa picante.

- Es que estuvimos hablando y bueno, eso. - me dijo Camilo evitando mi mirada.

Narra Mateo
No puedo creer que me haya rechazado. No. No entiendan mal. Solamente me sorprende, porque nunca me había pasado y para el colmo justo en ese momento llegaron Cami y Lola.

Estos dos ya traen algo. Están demasiado sonrientes. Camilo es un buen chico, aunque nunca ha tenido una relación estable en su vida.

Estaban hablando los tres aunque yo no los escuchaba. Aún estaba pensando en que Eva me había rechazado. Venga Mateo, no seas boludo. Es solo una mina.

- Oye lo siento por lo de antes, por si te ha sentado mal. Sos un chico muy lindo, pero yo no quiero tener nada que ver con hombres, espero que puedas comprenderlo. - me dijo ella, sacándome de mi mundo.

- Eeeh n-no tranquila. Yo solo quería ser amigable, pero no pasa nada. - le dije nervioso. No sé porque estaba así realmente, no tenía porque ponerme nervioso, pero ella tenía algo que lograba eso.

Camilo y Lola seguían hablando. Eva estaba viendo su teléfono y yo estaba mirándola a ella, como no. Ella se dio cuenta de que la estaba mirando y me devolvió la mirada.

- ¿Qué tanto me miras? - me preguntó ella divertida.

- Sos perfecta. - le dije sin querer, aunque era lo que pensaba.

- Pará wacho, no seas vende humo. - me respondió riendo.

- ¡Qué me parta un rayo si miento! - le dije y nos reímos los dos.

Narra Eva

Las horas estaban pasando y ya era de noche. Habíamos tomado fernet con cola y estaba un poco borracha, para que nos vamos a engañar. Seguí hablando con Trueno, es un buen chico, pero no puedo confiar. Todos son iguales.

Miré la hora, ya era un poco tarde y le había dicho a mi tía que a las 12 íbamos a volver a casa.

- Lola, creo que deberíamos volver a casa. - le dije a mi amiga.

- Sí, ya son las 11. - me dijo ella.

- ¿Dónde vas si son las 11? - le dije divertida.

- Ese culo quiere bounce, bounce, bounce.

Nos empezamos a reir como boludas y los chicos nos miraban divertidos.

- ¿Qué les parece si hacemos un grupo de whatsapp y hablamos por ahí? - preguntó Mateo.

- Me parece bien. - le dije y le sonreí. Este me devolvió la sonrisa, era realmente lindo, no lo voy a negar.

Intercambiamos nuestros números de teléfono. Cami y Lola se estaban despidiendo abrazándose y Mateo se acercó a mí. Le abracé, no iba a ser tan peste y le susurré al oído :

- Vos también sos perfecto. - sonreí porque podía justificar esto diciendo que estaba borracha, por si me iba a preguntar al día siguiente.

Él me miró sorprendido y se sonrojó. Me acerqué de nuevo.

- Hasta cuando te sonrojas. - le susurré y le di un beso en la mejilla.

𝐄𝐯𝐚; 𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora