Capítulo 51

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Narra Eva

- Contéstame. - le dije seria al ver que se había quedado callado.

- Eee con un amigo. - me dijo evitando mi mirada.

- ¿Sobre qué?

- ¿Desde cuando tengo que contarte mi vida, Eva?

No pude seguir con el interrogatorio porque Mateo entró y nos miró sin entender lo que estaba pasando.

- ¿Pasó algo? - preguntó mirándonos con el ceño fruncido.

- No.

Le dije cortante, le agarré del brazo y salimos de la cocina.

- ¿Te hizo algo ese pelotudo? Mira que lo cago a trompadas como se haga el piola con vos.

- No hace falta, hablamos en casa mejor. - le dije dándole un beso en la mejilla.

Narra Mauro

Han pasado tres semanas desde cuando tuve que escapar del país. Fue un procedimiento difícil, pero lo conseguí gracias a mis contactos. ¡Por fin esos pelotudos sirvieron para algo!

Me dio tristeza saber que Palacios seguía con vida. Pero eso no era lo peor, Eva sigue a su lado y están más unidos que nunca.

Dam es mi hombre de confianza, aunque últimamente no me hace caso y sería muy triste que tuviera que acabar con él.

Me contó que Palacios le pidió la mano a mi novia. Ella es mi novia y siempre lo será, lo quiera o no.

Ahora mismo me encuentro en Venezuela, escondido como una rata.

¿Por qué Venezuela? Porque es el país con el nivel más elevado de narcotráfico actualmente.

No estoy solo, me acompañan mis dos hombres de confianza : José Luis Díaz a.k.a "El maldito" y Juan Pablo Gómez a.k.a "La cobra".

- Te extraño tanto, Eva. - dije mientras miraba una foto de cuando era más pequeña.

Últimamente escabiaba mucho, tanto que apenas me afectaba

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Últimamente escabiaba mucho, tanto que apenas me afectaba. Miraba la foto recordando los momentos que hemos estado juntos.

- Vos no te podés casar con Palacios, tenés que casarte conmigo. - dije acariciando la fotografía. - Cuando estemos juntos nada ni nadie nos va a separar.

Y eso era cierto. No iba a renunciar a Eva. NUNCA.

Narra Mateo

Eva estaba un poco nerviosa. No sé que le habrá hecho Dam, pero cuando me entere no sale vivo.

La tenía a mi lado, me acariciaba la mano con sus dedos mientras miraba fijamente un punto, probablemente pensando en lo que había pasado en la cocina.

𝐄𝐯𝐚; 𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora