Capítulo 15

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Narra Mateo

Eva no me había dirigido la palabra en todo el camino, pero no me molestaba, puedo entender que fue difícil para ella encontrarse con ese asqueroso.

Le pregunté si era él, aunque no me quedaban dudas y ella asintió. Vi que estaba llorando y paramos.

La abracé y le di un beso en la frente. No sabía realmente que decirle, pero no me gustaba verla así y menos por un hijo de puta que debería estar en la cárcel.

Pasamos por al lado de una tienda que estaba abierta y entramos. Agarré todos los dulces que pude y ella me miró sin entender desde la puerta.

- ¿Todo esto para vos solito? - preguntó la señora vendedora sorprendida.

- No, son para mi novia. - le dije sonriendo. Está un poco triste.

Miré hacia la puerta y Eva me estaba mirando sonriendo.

- Siento el amor en el aire. Así eramos yo y mi marido también, por desgracia él ya no está... - me dijo la señora.

- Eee lo siento mucho. - le dije cabizbajo.

- No, ya pasaron muchos años, aunque aún vivo de los recuerdos. - Eva se acercó para mirar la escena. - Disfruten ahora que son jóvenes. Hacen muy buena pareja.

La miré y se había sonrojado. Era preciosa aún con la carita roja.

Nos despedimos de la señora y nos dirigimos al parque.

- ¿Por qué sos tan lindo conmigo? - me preguntó ella.

- Porque me importas. Mucho. - le dije sin pensarlo.

Ella me sonrió y entonces su teléfono vibró. Sacó su teléfono y mandó unos mensajes. No Mateo, no tenés porque ponerte celoso. Ella vio mi cara y se dio cuenta.

- Estoy hablando con Lola celoso de mierda. Mis tíos no saben que nos escapamos - me dijo ella riendo.

- Yo no... - quise acabar la frase pero ella me dio un pico que al final se transformó en un tremendo chape.

Nos separamos por falta de aire. Llegamos al parque y nos sentamos en el pasto. Abrí la bolsa con dulces y comenzamos a comer como dos gordos. La comida es lo mejor del mundo.

- Éste está muy rico. - me dijo ella refiriéndose a un dulce con caramelo.

- Tu concha está mejor. - le dije yo divertido.

- ¿Entonces por qué no me la comes? - me preguntó ella con una sonrisa burlona.

Esto no me lo esperaba la verdad. Mi amigo se estaba poniendo duro solo de pensar en lo que había pasado esta tarde.

- Me encantaría hacerlo, pero no es el lugar adecuado.

- La salamandra no piensa lo mismo por lo visto. - me dijo ella mirando mi pija y mordiéndose el labio.

- Pará por favor. Me duele la pija, Eva. - le dije serio, tenía mucha presión acumulada.

- Pues pónmela de bufanda, igual se te pasa. - me dijo ella divertida.

Si quería jugar, podíamos hacerlo. La acosté en el pasto y me puse encima de ella. Le acaricié la cara con mi pulgar y me fui acercando a su boca. Nuestros labios se estaban rozando.

- Sos una niña muy mala. - le dije mirándola fijamente.

Era consciente de que esto no iba a ir a ningún lugar, porque estábamos en un puto parque, pero ya la tenía parada y no se me iba a bajar la erección muy pronto.

- Lo sé. - me susurro ella mientras me acariciaba los rulos.

Nos besamos lentamente y yo bajé a su cuello. Le dejé unos besos, pero ella me agarró del pelo invitándome a más. Le chupé el cuello y lo mordí logrando que ella soltara un gemido.

- M-Matu pará, no aguanto más. - me dijo ella suplicando.

- Ah, pero antes era divertido, ¿no?

- No seas rencoroso. - me dijo ella riendo. - Podemos hacerlo bien, pero un día en el que estemos solos y sin nadie que nos moleste. Yo también lo necesito. Te necesito.

- No sabes cuanto me podés wacha. - le dije sincero. - Mañana tengo la casa sola, mi padre y mi hermano se van de pesca. ¿Paso a recogerte a las doce?

- Sí. - me dijo ella y me besó.

Ya eran las tres de la mañana, tenía que llevarla a su casa. Se le notaba que estaba cansada y yo también lo estaba.

Llegamos hasta su puerta y nos abrazamos. Le di un beso de despedida, pero ella agarró mi cabeza con sus manos y me dejó besos por toda la cara. Me muero de amor.

- Gracias por todo, sos lo más lindo del mundo. - me dijo ella sonriendo.

- Te merecés esto y mucho más bebé. - le dije y le di un pico.

Nos despedimos y me fui a mi casa. Había sido un día perfecto, a pesar del momento en el que me encontré con el tarado de su ex.

Quería llegar a casa y descansar. Mañana iba a tener mucha actividad y tenía que estar preparado. (Barras barras)






Por ahora todo va demasiado bien, creo que es el momento para un poco de bardo, ¿no? Jajajaja

Gracias por leerme, y gracias de nuevo a truenopapaa por el apoyo. ❤

𝐄𝐯𝐚; 𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora